|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El 13 de octubre de 2006, tenía apenas 12 años de edad, ya había escuchado hablar mucho de él, sus técnicas para la aparición de palomas eran mundialmente conocidas así como la gran fama del mago del pañuelo en la cabeza. Ese día lo vi por primera vez, una persona un poco baja de estatura pero grande en sencillez, nos invitó, a mi abuelo Fernando Ojeda y a mí a sentarnos a almorzar con él en la cafetería de un hotel donde se llevaría a cabo un congreso de magia organizado por él y el Círculo de Magos Mexicanos.

El yucateco Julio Ulises Hijuelos Cervera, el gran Chen Kai, considerado uno de los mejores ponentes de la magia internacional y el mejor promotor de la magia yucateca, estaba frente de mí, y yo, como cualquier mago aficionado quería una fotografía con él, la cual obtuve y desde ese día quedó en mí el deseo de algún día poder hacer magia a su lado. Tuve la oportunidad de verlo un par de veces más, sensacional en el escenario pero más grande en persona. Siempre amable, sonriente y cercano a Dios.

Por mi parte, seguí creciendo como artista en la magia, al principio en fiestas infantiles y luego en show-conferencias en varios estados e incluso en Norteamérica y siempre con las ganas de poder algún día compartir escenario con él, situación que logré no una, ni dos, sino tres veces, comenzando el 31 de enero de 2016 cuando reuní a colegas con quienes organicé y fundamos el Círculo de Ilusionistas del Mayab (CIMAY) que ahora dirige el Mago Knapp, e hicimos un homenaje a los antiguos magos yucatecos y entregamos un reconocimiento por su trayectoria a Mr. Roxiny y, claro, a Chen Kai. Ahí lo vi actuar nuevamente, hicimos magia en el mismo escenario por primera vez y luego lo repetimos dos veces más en el Club Campestre para las Noches de Magia que ahí anualmente se organizan. Me jacto de haber recibido buenos comentarios de su parte y excelentes recomendaciones para mejorar.

Después de ese 31 de enero lo fui conociendo más, me enseñó técnicas de aparición de palomas, me explicó cómo perfeccionar algunos efectos y, nos envió (a mi abuelo y a mí) planos para confeccionar aparatos de ilusionismo cuyo secreto él preservaba.
En varias ocasiones le propuse escribir un libro, pero el siempre fue tajante: “Me iré a la tumba con mis secretos” y probablemente así haya sido, muchos de sus conocimientos se fueron con él pero su magia más grande se ha quedado en la tierra: sencillez, humildad y elegancia. Como artista profesional siempre me dijo que aquellos magos que dicen chistes y groserías no son magos, sino “comediantes disfrazados de magos”; aconsejó que para crecer hay que soñar en grande.

En una entrevista realizada por mi maestro en las letras Martiniano Alcocer, el mago Chen Kai dijo que, si realmente tuviera poderes mágicos acabaría con enfermedades, pobreza e ignorancia. “Con eso que haga sería suficiente para vivir en paz”.

La magia mundial está de luto, pero siempre está la alegría de saber que México, ¡que Yucatán!, dio a uno de los mejores magos del mundo.
Descansa en paz amigo, maestro, mago.

Lo más leído

skeleton





skeleton