"Los manglares y la pesca ribereña"
Nadie vigila los manglares para impedir la pesca ilícita.
La pesca con redes en manglares afecta a miles de pescadores de mar. ¿Ya se dieron cuenta que la pesca ribereña es cada día peor? En la Península de Yucatán se está observando una minimización de la importancia de la pesca de redes de arrastre en los manglares y su efecto en la población de peces provocada por la ausencia de operativos y sanciones en las leyes estatales y federales.
El artículo 33 del Reglamento de la Ley Federal de Pesca dice: “Queda prohibido el uso de redes de arrastre en bahías y esteros, excepto en aquellos casos que expresamente lo autorice la Secretaría oyendo la opinión del Instituto Nacional de la Pesca”.
La NOM-022-SEMARNAT-2003 que protege el manglar no hace referencia clara a la depredación y sanción de estas prácticas de pesca.
Las funciones biológicas de los manglares son fundamentales para la actividad pesquera ribereña, ya que sirven de crianza de una diversidad de especies de peces, crustáceos y moluscos al recibir alevines, larvas, postlarvas y juveniles que sirven para la alimentación de las poblaciones de fauna en el mar. Los efectos de su degradación repercuten de manera significativa sobre el deterioro de la pesca en las playas colindantes.
El problema está en que la Profepa protege los árboles de mangles y canales de agua, pero no sanciona la pesca furtiva con redes de arrastre. La Semarnat otorga permisos de tres meses para la captura de camarones en esteros, pero los utilizan para depredar especies como robalo, pargo, corvina y liza todo el año.
La policía estatal tiene embarcaciones que vigilan la pesca ribereña de pepino de mar y especies prohibidas como caracol y langosta, pero jamás entran en los manglares. La realidad es que ni los pescadores locales de subsistencia, los policías de los municipios y autoridades tienen información de la relación tan destructiva de la pesca con redes en manglar y la captura ribereña.
Desde Sisal hasta Dzilam he visto cientos de kilos de peces pequeños y grandes no comerciales (sábalo, macabí, etc.) muertos en espacios escondidos en los manglares, porque instalan las redes en la tardes y las recogen en las madrugadas. La vigilancia nocturna no existe, mucho menos operativos para corregir este grave problema.
La baja captura de mero y otros peces hace que los pescadores volteen al pepino de mar, langosta y caracol, pero algunos también a otras actividades como el robo a casas habitación en la costa. Siempre se culpó a la sobreexplotación, pero se delinque también por hambre.