Muere la identidad arquitectónica de la ciudad (gráfico)
Especialista recomienda convertir en galerías de arte o negocios varios predios de la colonia México en lugar de derrumbarlas para construir algo 'moderno'.
Jaime Tetzpa/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- La identidad arquitectónica de una colonia ofrece valor agregado a una ciudad. En el Distrito Federal, Polanco, Coyoacán y la colonia Condesa son un ejemplo; “en Mérida, la colonia México podría ser un ícono si se rescatan las casas de estilo funcionalista y se convierten en galerías de arte o negocios, que detonen el desarrollo económico y cultural, en lugar de optar por derrumbarlas”, declaró el arquitecto Henry Ponce Miranda.
Promotor de proyectos de defensa y aprovechamiento de ese estilo arquitectónico que aún tiene presencia en colonias como Buena Vista, García Ginerés y Alemán, señaló que mientras que en otros países se consideran monumentos históricos, “lamentablemente aquí no se aprecia la aportación que tuvo ese estilo durante las décadas de los 60 y 70 con exponentes, como Fernando García Ponce y Félix Mier y Terán”.
Para este fin, promueve la remodelación y revitalización de ese tipo de construcciones para impedir que sean demolidas y predica con el ejemplo, ya que su oficina y su casa tienen ese estilo arquitectónico.
“Es lamentable ver que ninguna autoridad se involucre porque sólo se defienden los monumentos históricos de siglos pasados, sin tomar en cuenta que este estilo es también representación de una época social”, señaló.
Mencionó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) protege la arquitectura hasta 1920, o la que se encuentra dentro de un Centro Histórico.
“Si hablamos de construcciones de la década de los 50 o posteriores, no quedan dentro de un contexto histórico protegido, y lo peor es que realmente no hay nadie que lo esté haciendo”, agregó.
“El valor de la arquitectura funcionalista reside en el rompimiento que tuvo con las corrientes anteriores, aportando una idea diferente, moderna, con líneas limpias, juegos de planos horizontales y verticales, que le dan vida a los espacios, los cuales se crean a partir de la función, a diferencia de la plástica arquitectónica de arcos y molduras de siglos pasados. La entrada de este estilo comenzó en los años 50, pero llegó a Mérida hasta la década de los 60’s y 70’s”, dijo.
Subrayó que lamentablemente no se ha reconocido la importancia de esta arquitectura, cuando en otras ciudades y países se le considera Patrimonio o Arquitectura Histórica, como sucede en urbes de Europa y Estados Unidos.
Agregó que el reto es volver funcionales esas edificaciones que representan un valor arquitectónico, aunque tengan un costo más elevado, “habría que evaluar entre tirar o preservar algo que se convierte en patrimonio para la ciudad”.
“Sin embargo, el Ayuntamiento de Mérida debe asumir su responsabilidad porque estamos hablando del patrimonio histórico que da identidad a la ciudad”, subrayó.
“Tenemos el periodo histórico colonial, la influencia francesa y el estilo art decó hasta llegar a la corriente funcionalista, de la que aún se conservan algunas casas, pero debemos rescatarlas, antes de perder la identidad de esta hermosa ciudad”, manifestó.
El mosaico citadino
La historia de una ciudad puede entreverse a través de su arquitectura, ya que ésta es el resultado de los cambios y la evolución de las sociedades.
La de Mérida puede dividirse en cinco períodos: colonial, porfiriato, post-revolucionario, moderno y contemporáneo, cada una con estilos y características propios de su época.
El Funcionalismo se desarrolló en Yucatán con verdadera presencia hasta los años cuarenta y entre los conceptos de ese estilo se destacan la forma, como resultado de la función, la cancelación del ornato, economía, resistencia, comodidad y durabilidad y arquitectura para las masas.
Sus características son enormes volados, columnas ligerísimas, grandes ventanales, techos bajos y grandes terrazas en la planta baja y alta.
Trayectoria
- Henry Ponce ha participado en el rescate de por lo menos cinco propiedades en la colonia México. Recomendó al escultor Jorge Marín adquirir una casa en esa zona para transformarla en galería de arte.
El Centro histórico y sus zonas de patrimonio
La riqueza arquitectónica que conforma el Patrimonio Cultural de Mérida es enorme, y como testimonio histórico del desarrollo, forjado por quienes vivieron a través de siglos, es invaluable. Es una herencia que los yucatecos y sus autoridades deben conocer, cuidar y valorar de manera responsable.
En Mérida existen edificios que dan identidad a la ciudad y enriquecen la cultura.
Ejemplo son estos inmuebles y áreas que ofrecen testimonio histórico de la vida de sus habitantes:
- La Plaza Grande y la Catedral, emblemas del Centro Histórico de Mérida.
- El Museo de Arte Popular frente al parque de Mejorada.
- La avenida Colón representa un cambio en la arquitectura colonial de la urbe.
- El Cementerio General podría ser declarado Patrimonio Cultural de la ciudad.
Algunas construcciones representativas de la ciudad de Mérida:
Siglo XVI
- 1552-Iglesia de San Juan de Dios
- 1575-Iglesia de Santa Lucía
- 1542-1549-Casa de Montejo
- 1598-La Catedral
SigloXVII
- 1609-Iglesia de la Candelaria
- 1624-Iglesia de La Mejorada
- 1637-1679-Iglesia de Santiago
- 1690-Arcos de Dragones
Siglo XVIII
- 1733-Iglesia de Santa Ana
- 1741-El Ayuntamiento
- 1767-La Ermita de Santa Isabel
- 1797-Iglesia de San Cristóbal
Siglo XIX
- 1833-Mercado Lucas de Gálvez
- 1814-Portales del Ayuntamiento
Siglo XX
- 1928 - Aeropuerto Internacional de la ciudad de Mérida.
- Instituto Tecnológico Regional de Mérida
Venta de predios pone en riesgo la identidad
Por otro lado, el riesgo de que la ciudad de Mérida pierda su identidad arquitectónica por la venta de construcciones, que lejos de ser restauradas son adquiridas como predios, es inminente ante la falta de programas de rescate que permitan preservar el valor arquitectónico de la época funcionalista –que data de la década de los sesenta- ya que de las 500 propiedades existentes en el “Catálogo de Arquitectura Moderna y Vivienda Residencial”, cien ya han sido demolidas.
La doctora en Arquitectura, María Elena Torres Pérez, señala que corresponde a los arquitectos, ingenieros y todo aquel que participe en el mercado de bienes raíces, adoptar una actitud ética y explicar a los inversionistas el origen de una construcción y su aportación a la imagen urbana de la ciudad, antes de proceder a su demolición.
“El problema consiste en que al tratarse de casas ‘viejas’, algunas personas piensan que es más fácil demolerlas y construir algo “moderno”, sin considerar que se rompe la armonía de una zona habitacional, al incorporar diseños que incluso, en algunas ocasiones, no representan ninguna aportación arquitectónica, argumentó.
Resaltó que al conocer las características de la arquitectura de Mérida se pueden encontrar elementos que le dan identidad a ese patrimonio que la distingue en comparación con otras ciudades.
Añadió que en términos legales, el Plan de Desarrollo Municipal establece cuáles son las áreas consideradas como patrimonio, y aunque señala como responsable del cuidado de éstas al Instituto Nacional de Bellas Artes, al no tener en Yucatán una delegación del INBA, se solicita al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que emita una opinión técnica sobre el valor arquitectónico de una propiedad, considerando la experiencia profesional de su personal sobre estudios históricos y de valoración patrimonial.
Recordó que el “Catálogo de Arquitectura Moderna y Vivienda Residencial” es un inventario que inició en el 2007 como proyecto del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Yucatán, con lo cual se hizo un estudio de las colonias y casas donde se aprecia la arquitectura funcionalista.
“En el desarrollo de una ciudad siempre habrá demoliciones para dar paso a la arquitectura actual. En Mérida no han sido tantas porque la urbe creció de manera extensiva”, manifestó.
Lenguaje e imagen
La arquitectura funcionalista tiene un lenguaje histórico porque introdujo muchas cuestiones estéticas que cambiaron la imagen urbana en la década de los sesenta.
Las edificaciones funcionalistas integran al paisaje en armonía con la naturaleza y sin rejas que permite ver del exterior hacia el interior y viceversa.