Jesús Mejía/SIPSE
MÉRIDA, Yucatán.- María Teresa Cazola Bravo es una mujer cuya principal virtud es la disciplina; esta empresaria elabora y distribuye panes y pasteles finos, cuya calidad le ha permitido marcar la pauta de la repostería del sureste, incluso con demanda nacional e internacional.

Consideró que más personas deben arriesgarse a emprender y afirmó que no se requiere tener mucho dinero para comenzar un negocio.

“He aprendido que no es necesario tener grandes cantidades de dinero o conocimientos para empezar algún proyecto”, recalcó.

“Empecé con 250 pesos y una batidora en la cocina de mi casa… la gente siempre espera tener capital para empezar un negocio, y por ello la mayoría nunca lo hace”, señaló la empresaria, que tiene cuatro hijos y 13 nietos.

Tere Cazola admitió ser exigente y perfeccionista y reveló que admira a Einstein y a la Madre Teresa de Calcuta.

“La decisión, la confianza, la tenacidad, la disciplina y el trabajo siempre dan buenos resultados”, mencionó.

En un principio, recordó, no utilizó publicidad, ya que fueron los mismos clientes los que recomendaban su producto. “Si quieres resultados diferentes, tienes que hacer cosas diferentes”, recalcó.

Dueña de una pastelería fina, con 35 sucursales distribuidas en el sureste mexicano, recalcó que su negocio está sólido y no figura entre sus planes “sumarse a la tendencia globalizadora”, es decir, aceptar capital externo.

“Esta empresa ni se vende ni está en venta”, dijo la emprendedora, quien señaló que trabaja en lo que ha sido siempre una pasión: la repostería, labor en la que ocupa a más de 350 trabajadores en su empresa de tipo media, fundada en 1985.

Para Tere Cazola, desarrollar la confianza en uno mismo es esencial: “Hay que tener una fuerte convicción de que alcanzarás tus objetivos, es fuerza interna que te dice ¡sí lo voy a lograr!”.