Mañana, 14 de febrero de 2024, se cumple el 50 aniversario luctuoso del universitario Efraín Calderón Lara (14 de febrero de 1974), popularmente conocido como “Charras”, quien fuera asesinado atrozmente al convertirse en un joven líder progresista con amplio compromiso por las causas que promovían la justicia, la equidad y los derechos de los estudiantes, así como de la clase obrera y los sectores populares que estaban sometidos a los intereses económicos de los potentados del Estado. Estas líneas son un sensible y modesto homenaje a su figura de luchador social y como un universitario con profundo sentido de responsabilidad social.

1970 fue una década convulsa para nuestro país y en Yucatán no fue la excepción, pues se había generado un ambiente político-social tenso en el que se evidenciaba la falta de oportunidades para la movilidad de las mayorías, las nulas condiciones que permitieran el desarrollo de una vida democrática en todos los planos de la sociedad mexicana y los fuertes contrastes económicos que endurecían las inequidades y desigualdades entre las clases sociales de nuestro país. Este ambiente enrarecido influyó para que grupos ajenos al interés común cortaran de tajo el trabajo de reivindicación que encabezaba Efraín Calderón Lara con diferentes sectores sociales desprotegidos.

El 13 de febrero el “Charras” fue secuestrado por integrantes de la policía estatal, quienes para el 14 de febrero lo habían torturado y asesinado de la forma más salvaje y ruin. Días después se descubrió su cuerpo y con ello se conoció el trágico desenlace de su vida. La clase privilegiaba trató con su asesinato de parar el movimiento obrero–estudiantil que en cada momento se ensanchaba y que aglutinaba mayor reconocimiento entre la sociedad yucateca de aquel momento. Calderón Lara se había convertido en un engranaje central de las luchas sociales al dotar de elementos y herramientas jurídicas a las distintas organizaciones que buscaban mejores condiciones laborades o el reconocimiento de derechos que por ley les correspondía.

A la distancia de cincuenta años de su muerte y del asaltó que sufrió la Universidad de Yucatán por parte de la fuerza pública, en medio de esa agitación, hoy su figura ha de ser erigida como un universitario y luchador social que procuró en todo momento poner en práctica los conocimientos que adquirió en las aulas de la Facultad de Leyes, hoy Derecho. Es un hecho irrefutable que su muerte no detuvo la lucha estudiantil y sindical, sino por el contrario fue motivo para que las distintas organizaciones a las que ayudó a fundar continúen procurando los intereses de sus agremiados hasta hoy.

El nombre de Efraín Calderón Lara, “Charras”, y su imagen se ha insertado en la historia política, social y universitaria de nuestro Estado como un reconocido personaje, cuya memoria sigue viva, en el que su lucha popular continua y que busca su acomodo en la vida pública de nuestro contexto. Como universitario, escribo estas líneas con respeto por su trayectoria y su memoria, por cuanto hizo todo lo que estuvo en sus manos por los demás, algo que le valió la vida.