En el Día de la y del Historiador en México (II)
Columna de José Ramón Pérez Herrera: En el Día de la y del Historiador en México (II)
El trabajo docente que realizan las y los historiadores representa grandes retos que como comunidad somos conscientes y que lo mejor es afrontarlo precisamente de manera colectiva. En particular, me refiero a las y los egresados de la carrera de Historia de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
Se trata de una comunidad pequeña, pero pujante, activa, crítica y con grandes habilidades, pero que todavía no logra conjuntarse de manera organizada. Es una tarea pendiente a la que regresaré más adelante. Las historiadoras y los historiadores que nos hemos insertado en el ámbito educativo contamos con el conocimiento histórico deseable para un tratamiento especializado y profesional en las aulas de clase.
En este punto, los que hemos egresado de la carrera de Historia tenemos como principal reto propiciar que los estudiantes vean la historia como una herramienta con aplicaciones diversas para la vida, para la toma de decisiones, para la creación de una conciencia social que trascienda lo individual y aterrice en lo colectivo.
Que entiendan que la historia nos enseñanza a ser libres, que podemos construir y que nada está dado de manera absoluta, que todo puede ser, como bien nos enseñó, para los que tuvimos la oportunidad de ser alumnos del maestro Manuel Martín.
Las historiadoras y los historiadores tenemos la capacidad de emplear una serie de herramientas teóricas, conceptuales y metodológicas, propias de la formación que recibimos en la Facultad, tenemos bases disciplinares sólidas que nos posibilitan trabajar el conocimiento histórico de manera rigurosa, esto, sin duda, contribuye con nuestras funciones docentes.
Resulta imprescindible, en este tenor, que los que estamos en un aula de clases tengamos claridad, completa certeza, de para qué queremos que las niñas, los niños y los/las adolescentes sepan Historia. De lo anterior, Enrique Florescano, en “Para qué sirve la historia” (1999), nos ofrece una ilustre respuesta al “afirmar que el conocimiento histórico es, ante todo, conocimiento del ser humano viviendo en sociedad.
Si las nuevas generaciones están obligadas a conocer el presente, es conveniente que lo hagan a partir del pasado que ha construido ese presente. Es necesario que cada generación sepa actuar en el presente fundado en el conocimiento que le proporciona el análisis de la existencia pasada”. En síntesis, que sepan historia para actuar informada y conscientemente en su presente. (Continuará).