¡Quiero ser mediocre!
José Luis Ripoll Gómez: ¡Quiero ser mediocre!
El éxito en un individuo suele asociarse a condiciones económicas. Para una sociedad dominante, un hombre “exitoso” es aquel que cuenta con sobrados recursos económicos. Los mediocres están por todas partes. Están instalados en la rutina, el mimetismo, el servilismo y la mediocridad. Es verdad lo que sostiene José Ingenieros, tristemente por su influencia y su papel protagónico en la sociedad posmoderna, el hombre mediocre es el que determina, influye, manda, toma decisiones en el mundo actual. Dominado por la imagen, la economía y la mediocridad.
Hay que saber interactuar. Competir y comparar es un binomio, una especie de común denominador. Se compite por todo. Hay la sana y la mala competencia. Nos van a criticar, hagas lo que hagas, sean actos bien intencionados o maliciosos, pero la crítica es ipso facto. El mediocre critica porque es incapaz de salir de su zona de confort, está a gusto, no arriesga, prefiere esperar que el otro se mueva. Son conformistas. ¿Para qué cambiar? ¡Estamos bien como estamos!
En una asamblea pueden tomarse decisiones equivocadas. En ocasiones gana quien mejor ofrece el envoltorio no el contenido, y no quien necesariamente detenta la razón. No siempre la voz del pueblo es la voz de Dios (vox populli, voz dei). Hay temas que son de democracia y hay otros que son de conocimiento profundo de las cosas, de técnica y conocimiento que no se relaciona con decisiones de mayorías. Por eso, en las democracias liberales, se apuesta a tomar decisiones plebiscitarias de mayorías. El brexit en Inglaterra es el ejemplo. Dice Concepción Arenal: “Cuando la culpa es de todos, la culpa no es de nadie”.
“Junten mil genios en un Concilio y tendrán el alma de un mediocre”, asevera José Ingenieros, médico argentino. La gente mediocre, conformista, se la pasa mirando lo que los demás hacen o dejan de hacer, realizará todo de su parte para poner piedras en el camino. Son aquellas empequeñecidas por su mediocridad, que no quieren que los otros salgan triunfantes. En la sociedad de hoy, hay mediocres que viven pretendiendo hacer todo lo posible para detener el avance de los que quieren progresar y mejorar sus condiciones de vida. Habrá que tener mucho cuidado con ellos, con su mala vibra contagiarán a todo aquel que se le acerque. Dice Marco Aurelio Antonio sobre la venganza que: “El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele”.
La gente “tóxica” tiene por sistema avivar pleitos o como se dice “amarrar navajas”. Como parte de su sistema de ataque, realizará todo lo que esté a su alcance para ir contra aquellos que tienen ganas de superarse. Ser envidioso es una forma de admirar al otro. Lo sostiene poéticamente José Bartrina: “La envidia y la emulación parientes dicen que son. Pero no del todo diferentes también son parientes el diamante y el carbón”.
En alguna ocasión alguien me increpó, insinuándome, que si los mediocres dominaban el mundo, entonces quería ser mediocre.