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Las energías renovables se reconocen como aquellas que se obtienen de fuentes naturales virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen, o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Las fuentes renovables suelen suministrar energía en cuatro áreas importantes: generación de fluido, calefacción/refrigeración de aire y agua, transporte y servicios energéticos rurales.

El término energía renovable se refiere a formas de energía que se regeneran rápidamente en comparación con los tiempos característicos de la historia humana. Las fuentes de estas formas de energía se denominan recursos energéticos renovables. El origen más común es la energía solar, una fuente renovable, obtenida a partir del aprovechamiento de la radiación electromagnética procedente del Sol.

Hay tres tipos de energía solar: pasiva, térmica y fotovoltaica.

La energía fotovoltaica es una fuente de energía de origen renovable, obtenida directamente a partir de la radiación solar mediante un dispositivo semiconductor denominado célula fotovoltaica.
Una central térmica solar o central termosolar es una instalación industrial en la que, a partir del calentamiento de un fluido mediante radiación solar y su uso en un ciclo termodinámico convencional, se produce la potencia necesaria para mover un alternador para generación de energía eléctrica, como ocurre en una central térmica clásica. Consiste en el aprovechamiento térmico de la energía solar para transferirla y almacenarla en un medio portador de calor, generalmente agua.

La tecnología solar pasiva es el conjunto de técnicas dirigidas al aprovechamiento de la energía del Sol de forma directa, sin transformarla en otro tipo de energía, para su utilización inmediata o para su almacenamiento sin la necesidad de sistemas mecánicos ni aporte externo de energía, aunque puede ser complementada por ellos, por ejemplo para su regulación.

Otro tipo de energía hoy más utilizada es la eólica obtenida a partir del viento, es decir, la energía cinética generada por efecto de las corrientes de aire, y que es convertida en formas útiles de energía para las actividades humanas. Para obtener electricidad, el movimiento de las aspas acciona un generador (alternador o dinamo) que convierte la energía mecánica de la rotación en energía eléctrica. La electricidad puede almacenarse en baterías o ser vertida directamente a la red. La velocidad de giro del aspa es de 12 a 19 revoluciones por minuto.

Dentro de este grupo podemos destacar la energía eólica marina, en auge en los últimos tiempos. Una de sus ventajas es la frecuencia del viento, ya que en alta mar suele aumentar en un 40% y son mucho más regulares que en tierra. Esto implica que la energía eólica en alta mar es mucho más productiva que los parques eólicos terrestres.

En una siguiente entrega de Caleidoscopio seguiremos conociendo más de este tipo de fluido.

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