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Uno de los proyectos íconos del nuevo gobierno federal es el tren maya, que involucra a los tres estados de la Península, eso en principio ya lo hace ambientalmente complicado. Esta complicación crece cuando, según la propuesta del trazo de las vías, está su paso por áreas naturales protegidas y en dos sectores incluye su incursión en una zona de corredor biológico.

Recordemos que para que un proyecto de desarrollo sea viable se deben incluir los aspectos ambiental, económico y social, y no se puede llevar al cabo si no se solventan estos aspectos. El proyecto del tren maya no se puede evaluar en el aspecto ambiental porque no existe ningún proyecto técnico ni las autoridades han ingresado a ninguna instancia la manifestación de impacto ambiental (MIA).

Existen dos tipos o modalidades de MIA, Regional y Particular, teniendo ambas los mismos criterios de evaluación pero con diferente injerencia. Una MIA modalidad Regional se requiere para proyectos que pretendan desarrollarse en sitios en los que, por su interacción con los diferentes componentes ambientales, se prevean impactos acumulativos, sinérgicos o residuales que pudieran ocasionar la destrucción, el aislamiento o la fragmentación de los ecosistemas.

Dicen los que saben, que la parte más crítica para el entorno ambiental es la zona de la reserva de Calakmul en Campeche, pues ahí no existe derecho de vía férrea, lo cual obligaría a desarrollar las rieles a un costado de la carretera y eso sí impactaría de manera seria al ambiente. Mismo caso sucede en Chiapas, donde el trazo pretendido pasa justo en selva alta de la Lacandonia, uno de los pocos pulmones del país. En Yucatán ya se cuenta en la mayoría de los trazos con vías activas y semi activas, pero se requiere de mantenimiento y reemplazo de varios kilómetros de durmientes.

Según la información difundida el tren tendrá una velocidad de desplazamiento de 160 km como máximo, es decir de media velocidad. Definitivamente para el desarrollo de este proyecto se requiere de estudios serios en materia de impacto ambiental y según los especialistas el tren deberá incluir pasos de fauna en varios puntos de la ruta, ya que las zonas por donde se planea que corra la maquinaria cuentan con una gran cantidad de animales de importancia para la biodiversidad. Incluso se tendrán que hacer estudios y evaluaciones de impacto ambiental por tramos, ya que al atravesar varios estados las condiciones de flora y fauna cambian; por eso la importancia de realizar una manifestación de impacto ambiental de tipo regional y así reducir al mínimo los riesgos de un daño.

Creo es tiempo de que las autoridades federales se pongan las pilas y se asesoren con especialistas para definir si es conveniente o no ambientalmente hablando el proyecto y no poner en riesgo el máximo tesoro que hoy tenemos en la Península y que es vital su conservación.

Recuerde, cuando le pregunten sobre el tren maya, usted podrá decir “Lo leí en Novedades”.

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