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Dos veces al año la costa yucateca se viste de fiesta y color y sus playas se ven abarrotadas de gente local y turistas que acuden a disfrutar de sus delicias, pero casi nunca nos ponemos a pensar en las bondades que estos ecosistemas nos brindan.

Ante la baja en la producción de la pesca los puertos del Estado se han visto en la necesidad de recurrir a la actividad turística para poder lograr un desarrollo. Debemos ver al turismo como una actividad económica que requiere atraer a los potenciales consumidores de sus productos y servicios hacia los puertos de Yucatán.

Esto origina, en la mayoría de los casos, una serie de efectos económicos, sociales y ambientales en los lugares donde se desarrolla.

Pero debemos ser cautelosos al realizar estas actividades, valorar sus efectos y tener una visión clara del desarrollo sustentable en nuestros puertos. Dichos efectos pueden ser positivos en términos de los beneficios que la actividad genera, como empleos y divisas; sin embargo, también hay efectos negativos que se asocian a la competencia de esta actividad con otros sectores económicos en el uso de los recursos naturales.

Adicionalmente, desde el punto de vista social, puede haber cambios en el sistema de valores y el estilo de vida colectivo.

Tomar en cuenta lo señalado es fundamental para lograr la planeación e instrumentación de políticas que promuevan buenas prácticas ambientales, sociales y económicas en el desarrollo futuro del turismo en la zona costera de Yucatán.

La costa está integrada por paisajes naturales desarrollados en forma de bandas que corren paralelas al litoral, empezando con una plataforma sumergida de poca pendiente a la que le sigue un conjunto de islas de barrera. Dentro de la barra arenosa, se extiende una banda de lagunas rodeadas por manglares y petenes intercalados.

Estos elementos pueden ser aprovechados de manera sustentable para generar una economía de costas y brindar no solo beneficios económicos sino socio-culturales que den identidad a esas comunidades.

La gastronomía ha crecido de manera y tiene un mercado potencial muy amplio a pesar de la desigual calidad de la oferta. Es fundamental mejorar higiene, uso de productos locales, conciencia ambiental, respeto a las vedas y manejo adecuado de los residuos.

El mercado no captado por la oferta ecoturística abarca diversos sectores: el turismo de cruceros, el cultural, el regional y nacional de ingresos medios, el educativo vinculado a excursiones escolares y el de la tercera edad, por lo que es fundamental avanzar en la promoción, desarrollo de infraestructura e integración de esta oferta a circuitos específicos.

En el turismo de cruceros que llega a Progreso, cerca de 50% de los pasajeros permanece en el puerto, lo que representa una oportunidad poco aprovechada hasta ahora por los grupos locales de turismo alternativo; entre las limitantes pueden señalarse la falta de capacitación e infraestructura para atraer a este mercado potencial.

Por eso debemos ser más responsables con el respeto al manejo de nuestros recursos naturales y reconocer las bondades de nuestras costas.

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