En septiembre de 1981, el emotivo preludio pianístico Campanas al amanecer, del joven compositor yucateco Roberto Abraham Mafud, grabada por él mismo, fue el tema musical de la obra dramática ¿Quiénes son los culpables?, del catalán Jaime Salom, presentada por la Compañía de Teatro de Estado, bajo mi dirección, con actuaciones estelares de Eglé Mendiburu y Renán Guillermo. Desde entonces soy seguidor de la obra musical de Roberto.

El reciente jueves 9 de marzo de 2017, volví a emocionarme con el mismo tema, ejecutado ahora por la pianista Zuleika Díaz Roqueta en el espléndido concierto efectuado en el Centro Cultural La Cúpula, que contó igualmente con las destacadas actuaciones del guitarrista Yohualli Rosas, el Cuarteto Gustavo Río de Russell Montañez y la flautista Andrea Herrera, ejecutando exclusivamente obras de Roberto Abraham.

Un selecto grupo de melómanos nacionales y extranjeros, encabezados por personajes del mundo oficial y empresarial, disfrutamos en la intimidad de la sala de conciertos de la Cúpula: Tres piezas para guitarra, en tempos moderato, adagio y alegro, ejecutadas con precisión, dulzura y arrebato por la obediente guitarra de Yohualli Rosas. A los que siguieron tres preludios, con Campanas al amanecer a la vanguardia, que fueron bordados con maestría por la notable pianista cubana. Después hicieron su aparición las cuerdas del Cuarteto Gustavo Río para ofrecernos dos preludios puccinianos; el segundo con la dulcísima flauta de la juvenil Andrea, en arreglo de su talentoso padre Pedro Carlos Herrera. A los que siguió el estreno mundial de Himno, arreglado por el violinista David Silva, que al igual que las anteriores arrancaron sonoras palmas al auditorio.

La noche culminó con la ejecución de Pieza vienesa, arreglada para cuarteto de cuerdas por David Silva, que ya le habíamos escuchado a la Camerata Valsassina, de Austria, con arreglo de Lukas Medlam, en nuestro Teatro Peón Contreras, y que fue ejecutada igualmente en el Teatro Imperial de Viena. Los aplausos de pie obligaron al compositor Roberto Abraham a sentarse al piano para obsequiarnos una de sus obras recientes que mereció la

aprobación unánime del selecto público que, después, disfrutó de un vino de honor en los ensoñadores jardines de la galería de arte.