Caras vemos... clientes no sabemos

Juan Manuel González: Caras vemos... clientes no sabemos

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Desde que comencé a ser empresario, he escuchado la famosa frase de: el cliente siempre tiene la razón. Y a pesar de que la frase tiene un peso específico en sus letras, realmente es un arte poder tratar con clientes nefastos que te parece imposible que haya que darles la razón, aunque no la tengan. La famosa ola de “lords” que han sido identificados en videos maltratando gente o al personal que los atiende, es un ejemplo claro de lo que les hablo. (Más bien de lo que les escribo). Aunque nuestro enfoque hoy no sea ese, sí hay cierto tipo de clientes que se identifican con algún comportamiento, frase o acción que nos permite definir qué tipo de cliente es. Aquí te nombro 5 tipos de clientes con los que debes evitar tratar:

1.- El urgido.- Su característica principal es que todo le urge para ayer. No le importa que tú tengas un orden y agendes conforme recibiste el trabajo, el solo quiere que le soluciones su problema o situación. En ocasiones tiene hasta la osadía de amenazarte diciendo que si no puedes, se va con otro.

2.- El negociador.- Cree que es un excelente y gran negociador. Es capaz de negociar hasta a alguien de su familia con tal de salir “ganando” en la “negociación”. Normalmente no le importa si tú pierdes, el solo quiere ganar, pero no conoce el concepto de “ganar-ganar”. Tiene frases como: ¿Y si te compro otro? ¿Y si me llevo dos? ¿Y si le agrego esto?

3.- El incrédulo.- Este es de los que hacen preguntas pero con afán de menospreciar tu profesión. Cree que todas las profesiones se cobran igual y el tiempo es factor en ellas. Jura que si habla a un cerrajero a las 2 am y tarda 2 minutos en abrir la puerta de su casa para entrar, les va a salir muy barato porque tardó muy poco tiempo. Y normalmente siempre preguntan: ¿Por qué tan caro si tardaste muy poco?

4.- El condicionador.- Si, leíste bien, no es acondicionador, es condicionador. Cree que te ofrece siempre algo justo. Usar o consumir un producto o servicio y si le funciona, te lo paga. Como si a ti no te costara nada y como si esa fuera tu estructura de negocio.

5.- El tacaño.- Pareciera por momentos que hasta te hace un favor al ir contigo y considerarte para que trabajes con él o para él. Siempre que pide un presupuesto o cotización, no omite mencionar que tiene un pariente o amigo que se lo hace más barato o en su defecto, cuando te habla de su proyecto, te minimiza y habla en diminutivo en todo: empresita, pocos movimientos, dinerito, ventitas, etcétera.

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