El silencio también es grito. El dolor, la impotencia, la injusticia, muchas veces gritan en silencio.

En nuestro idioma el silencio tiene una representación: la letra hache. La hache es muda mas puede externar un escándalo si no se utiliza adecuadamente.  En esta tierra del Mayab, el mal uso de ella ha originado toda una cascada de incultura de una década a la fecha.

Cual un Comala o un Macondo, aquí la burocracia creó, sin necesidad de los trámites que establece la Constitución Política de Yucatán, el municipio yucateco número 107: Tixpéhual. Así se lee en las monografías oficiales, en los boletines, en las ambulancias, en las señales viales, en las páginas gubernamentales de internet.

De acuerdo con la historia y las leyes locales, Yucatán tiene un municipio llamado Tixpéual, sin hache.

Ahí, uno de los pilares de la familia Bastarrachea, me platicó en su casa, situada frente al parque principal del poblado: “No sabemos cómo hacer para que se corrija ese error, don Kau. En campaña o como funcionarios, los políticos vienen una y otra vez, pero sólo de paso, de trámite. No se preocupan por conocernos.”

En estos días de celebración del 471 aniversario de la fundación de la muy noble y leal ciudad de Mérida, me pregunto cómo reaccionaríamos si leyéramos en monografías y documentos oficiales Mhérida, Mérhida o Méridha. A mí me llevaría la mier... Este, perdón, ¡Me llevaría la hache!

Si Ramiro Bastarrachea, uno de los tres yucatecos que participaron con el Escuadrón 201 en la Segunda Guerra Mundial, leyera la nueva nomenclatura de su natal Tixpéual volvería a morir pero de vergüenza… Dudo que lo haga en silencio.