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Si la detención en Estados Unidos del ex secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, cimbró al estamento militar y al Gobierno de la 4T, su “liberación” ha tenido repercusiones no sólo en el país sino allende las fronteras, por tratarse de un hecho inédito por parte del vecino país, que se ve como una concesión al presidente López Obrador y no como una gestión diplomática en la cual México demandó e hizo valer el respeto a las relaciones y a su soberanía.

Este logro alcanzado con un vecino incómodo (por muchas razones) y con un mandatario “muy especial” como Donald Trump, no debe regateársele al Gobierno federal ni a su artífice, el canciller Marcelo Ebrard, que una vez más sacó de un embrollo a su jefe, que, dicen los que saben, estaba presionado por la élite del Ejército desde sus primeras declaraciones cuando el general de cuatro estrellas fue detenido hace un mes por la DEA en Los Ángeles.

Y es que se trata de un asunto muy delicado que traspasa el ámbito de la justicia y alcanza la relación binacional en la que muchos temas sensibles serían tocados, desde la cooperación en temas de seguridad (en donde Ejército y Marina juegan un papel importante) hasta la delicada frontera común pasando por tratados y acuerdos comerciales. Por ello, la mayoría de quienes saben de estos tópicos reconocen que fue una buena gestión, independientemente de si las acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero al exjefe del Ejército, por parte de Washington, son verídicas y pueden ser probadas.

Porque a la declaración del fiscal Seth DuCharme a la jueza Carol Bagley Ammon, de la Corte del Distrito Este en Brooklyn, de que “el retiro de los cargos se centró en equilibrar los intereses de política exterior… y en mantener con México la cooperación en el combate al tráfico de narcóticos y corrupción”, la juzgadora respondió: “Aunque son varios los cargos en contra de una figura significativa (Cienfuegos), no tengo razón para dudar la sinceridad del gobierno en este asunto… ni que las autoridades mexicanas con sinceridad investigarán y procesarán al acusado”.

Al arribar el miércoles por la tarde-noche a México, la Fiscalía General de la República informó que a Cienfuegos se le notificó formalmente la existencia de una investigación con la información que se recibió del Departamento de Justicia de EU (aquí no había indagatoria alguna en su contra)... y el general pudo ir a casa.

Desde el martes por la noche, en conferencia de prensa, Ebrard dijo que Cienfuegos será investigado por la FGR y, en dado caso, procesado acorde con las leyes mexicanas (que son “garantistas”), pero llegaría a México “en libertad”, como un ciudadano mexicano que no tiene cargos en EU. “No hay nada a cambio”, afirmó el presidente López Obrador en su mañanera del miércoles. “No hay nada oculto”, lo secundó el canciller, quien rechazó cualquier vínculo entre este caso y la postura de no reconocer aún el triunfo de Joe Biden en las elecciones de EU. Ya veremos…

Anexo “1”

Negro y blanco

El que la detención del ex titular de la Sedena molestara a la élite de las Fuerzas Armadas (por la forma, quizá no por el fondo) y llevara a presionar al Gobierno mexicano para reclamar los “modos” a EU, habla de que en la milicia puede haber discrepancias con los mandos en turno, pero cierran filas cuando se trata de la defensa de la institución y del honor de quienes han dado toda una vida al servicio de la patria, no exenta de aciertos y errores.

Durante su gestión, Cienfuegos publicó un decreto que abrogó el artículo 16 del Reglamento de la Ley del Issfam, para impedir ostentar el grado inmediato a militares en retiro, con lo que afectó no solo a soldados, sino también a marinos, lo cual provocó animadversión hacia su persona, pues incluso combatió en la SCJN amparos en contra de esa medida. No obstante, nadie hablaba de acciones ilícitas por el alto mando. El actual General Secretario abolió la medida el año pasado.

Y no olvidemos que en septiembre de 2018, el Centro de Estudios para la Defensa Hemisférica otorgó al general Cienfuegos el premio “William J. Perry” por su liderazgo en la defensa hemisférica. El director del Centro, general estadunidense retirado, Frederick Rudesheim, presentó a Cienfuegos Zepeda, y al general Décio Luís Schons, de la Escuela Superior de Guerra de Brasil, como “individuos dedicados a hacer el hemisferio más seguro y próspero”. Además, el Pentágono había reconocido a Cienfuegos Zepeda por su participación en la guerra contra las drogas en México.

Nada de esto se puede borrar.

Anexo “2”

Ascensos en la Armada

A partir de hoy, la Marina tendrá cuatro nuevos almirantes (tres del Cuerpo General y uno de Aeronáutica Naval), además de seis vicealmirantes, 23 contralmirantes y 50 capitanes de navío, grados que, de acuerdo con la ley, fueron ratificados por el Senado. Llaman la atención dos cosas: pocos ascensos en relación con otros años, y que sólo una mujer figura entre quienes portarán, a partir de hoy, nuevos grados, se trata de la capitana de fragata Bertha Adriana Gutiérrez Romero, del servicio de Ingenieros de la Armada, Arquitecta, quien asciende a capitán de navío. El Ejército, por su parte, contará con ocho nuevos generales de división, entre ellos uno de la Fuerza Aérea. Los demás ascensos, a coroneles, generales brigadieres y de brigada, me dicen, son en número, similares a los de años anteriores.

Enhorabuena a todos.

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