MÉRIDA, Yuc.- Con el fin de mejorar la humanización en Pediatría y la relación médico-paciente, el Colegio de Pediatras de Yucatán, A.C. promoverá entre sus socios el proyecto “Cine y Pediatría”, creado por el pediatra español, Javier González de Dios.

El médico originario de Barruelo de Santillán, Palencia platicó con MILENIO NOVEDADES en reciente visita a Mérida a invitación del Colegio a impartir una ponencia sobre el tema en el XIV Curso Internacional de Pediatría.

Dijo que “igual que se receta un medicamento, o se indica una radiografía, los médicos deberían atreverse a recetar películas.

“En la facultad no se enseña a dar la mano, a ser humano, a tener empatía, dar buenos consejos, ser noble, entonces esas cosas a veces nos las enseñan las películas. La pediatría tiene dos grandes campos, una es la pediatría que se ocupa de las enfermedades y otra es la pediatría social donde incluimos la adopción, el maltrato, el ciberacoso, los embarazos no planeados, el trabajo infantil y la drogadicción, es un campo maravilloso”, detalló.

El pediatra neonatólogo recordó que con el proyecto “Cine y Pediatría" lleva ocho años, en los que ha publicado 403 publicaciones en Facebook (una cada sábado) y ha escrito siete libros.

“Para entender las leucemias, se puede leer un libro pero si se mira una película es más fácil de entender el sufrimiento y el amor por un hijo que tiene este padecimiento”, apuntó.

Javier González de Dios considera que el cine se convierte en un método ideal para mostrar una mirada holística (integral) de la salud y enfermedad. Además, los cineastas casi nunca se han ocupado de enfermedades en sí, sino siempre de enfermos, de su vida, de su lucha por sobrevivir, de sus circunstancias personales y con una mirada humanitaria e integral, que los médicos pueden utilizar para una labor educativa.

Debe existir un diagnóstico 

Ante la pregunta de cómo saber qué película es la adecuada para un paciente, el Pediatra Neonatólogo dijo que las películas se pueden clasificar en: “saludables” (cuando no hay rastro de enfermedad), “puntuales” (cuando sólo aparece alguna alusión a la enfermedad), “relevantes” (se presentar el proceso mórbido acompaña de modo constante a algunos de los protagonistas) y “argumentales” (la película se centra en el impacto que causa la enfermedad).

También mencionó que las películas, como un fármaco, se deben “prescribir” teniendo en cuenta su composición, su “dosis”, indicaciones y contraindicaciones, y sus efectos adversos.

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“No se puede prescribir cualquier película a cualquiera, pues las emociones y reflexiones que desencadenan en un estudiante de medicina, en un residente, en un determinado profesional sanitario (médico, enfermera o cualquier otro), en un paciente o en su familia, son diferentes. Prescribir una película es algo muy serio, como serio es prescribir un fármaco. Hay que conocer lo que se prescribe y adquirir experiencia en la prescripción, también de películas. Porque la misma película puede ser positiva para un receptor y contraproducente para otro”, concluyó.