Clientes de casinos, 'presas' de casas de empeño en Mérida

Cada vez los adictos al juego incurren en situaciones más graves, como sustraer dinero de su trabajo o recurrir a la prostitución.

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Cerca de los casinos florece el negocio de préstamos, incluso algunos abren todo el día. (Archivo SIPSE)
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Jaime Tetzpa/Coral Díaz/Alicia Carrasco/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Una nueva tendencia comercial florece con la instalación de casas de empeño y compra de alhajas en puntos estratégicos de la ciudad: se ubican cerca de los centros de juego, pero no es todo,  al igual que las tiendas de conveniencia, abren las 24 horas del día.

Localizadas en centros comerciales cercanos a los establecimientos donde se practican juegos de azar, las tiendas especializadas en la compra o empeño de prendas de oro han descubierto un nicho de clientela que siempre ha existido, pero no había sido muy explotado.

La nueva modalidad consiste en que los aficionados al juego de apuestas tienen una alternativa para renovar sus recursos o fondos económicos, en caso de que la suerte no les favorezca.

Mientras algunas casas de empeño laboran en horario normal y prestan sus servicios a quien los requiera, en el norte de la ciudad hay negocios que se perfilan como innovadores, al modificar los cánones y mantener la ventanilla abierta todo el día. 
 
En la noche o la madrugada siempre hay quien atienda a la clientela dispuesta a vender sus joyas para continuar tentando a la suerte. Por eso, automóviles de lujo se estacionan eventualmente frente a uno de esos negocios, ubicado en el norte de la ciudad, en donde sólo podrá vender relojes de marca como Rolex, Cartier o algún otro de maquinaria suiza.

Si su reloj no cumple ese requisito, aunque sea de “marca”, se descarta realizar alguna transacción, debido a que, comercialmente, queda fuera del margen de competencia.

Dicho de otro modo, no representa ganancia para los compradores, de manera que tendrá que buscar otras opciones para renovar su poder financiero.

Un encargado del negocio de compra de alhajas, cuyo nombre solicitó mantener en el anonimato, informó que no existe la certeza de que sean jugadores los vendedores de alhajas que acuden al centro de atención de 24 horas. Sin embargo, su clientela se distingue por ser de muy buen nivel socioeconómico.

Refirió que, ocasionalmente, han llegado clientes en automóviles de lujo que visten ropa fina, puesto que utilizan alhajas de oro.

“Se les cotiza la prenda, se les ofrece un precio y, si les conviene, la venden. Suben a su auto y se alejan. Realmente ignoramos si regresan al centro de juego, es algo que no podemos constatar”, apuntó.

Otros empleados de casas de empeño ubicados en puntos estratégicos, como Plaza Sendero y Plaza Fiesta, señalaron que su clientela es más ordinaria, porque no acuden a empeñar alhajas caras, sino artículos comunes.

“Más que vender, llegan a empeñar sus prendas. Traen relojes, collares, cadenas, esclavas e incluso artículos, como televisores o videocaseteras, por lo que dudamos que lo hagan para recuperar dinero y volver a los centros de diversión, pues resulta notorio que sus necesidades son más apremiantes”, explicaron.

Se agravan efectos de la  ludopatía en la entidad

A través del programa preventivo y de tratamiento que ofrece el Centro de Integración Juvenil (CIJ), que se aplica desde hace un año y medio para atender casos de adicción al juego, se detectó que estas personas incurren en situaciones cada vez más graves, como sustraer dinero de su trabajo o recurrir a la prostitución.

El director del CIJ Mérida, Víctor Roa Muñoz, explicó que ese programa es de modalidad grupal y se conforma de 10 sesiones; el objetivo es trabajar con las ideas irracionales de las personas, entorno al juego y que vayan controlando su forma de actuar.

Asimismo, se busca erradicar todos los pensamientos que llevan a estas personas a una conducta descontrolada, a través del intercambio de experiencias y de herramientas que se les brinda en el proceso terapéutico.

“Tenemos actualmente cinco personas que acuden a tratamiento; este programa lo tenemos desde hace año y medio. Desafortunadamente, no hemos atendido a más de 25 personas en este lapso, porque aún la población no lo ve como un problema”, apuntó.

El especialista indicó que las personas se resisten a aceptar que padecen una adicción, por lo que cree necesario informar a la población sobre los riesgos de jugar, pues una conducta que en un inicio es inofensiva puede convertirse en un serio problema de salud mental, que pone en peligro la estabilidad familiar, la salud y la económica.

Roa Muñoz explicó que consolidan el grupo de autoayuda “Jugadores Anónimos”, que es complemento al modelo o tratamiento profesional que se les ofrece en el CIJ.

Como parte de los testimonios, recordó que los jugadores han destinado dinero de gastos personales y familiares, incluso sustraen la tarjeta de crédito de su pareja, lo que puede catalogarse como robo.

También comentó que llegan a ocupar el dinero de las colegiaturas, de pagos de servicios de su casa, empeñan pertenencias, alhajas, celulares y aparatos electrónicos, hasta llegar a pignorar sus vehículos o las escrituras de sus viviendas.

“Las situaciones más graves se dan cuando sustraen dinero de sus trabajos y, en casos extremos, que ya empieza a suceder, sobre todo en mujeres, se prostituyen”, destacó.

El juego los trastorna; pierden tiempo y dinero

En México, cinco de cada 100 personas han sido diagnosticadas con ludopatía o juego patológico, que comúnmente es confundido con una adicción, pero se trata de un impulso descontrolado por los juegos de azar.

Las personas con este trastorno invierten dinero y tiempo en un lugar en donde tiene la expectativa de ganar dinero de manera fácil.

“Es un trastorno complejo, que comprende la cuestión conductual, ya que la persona sabe qué está haciendo, pero ese pobre control de sus impulsos le impide frenar”, comentó el psicólogo Guillermo Contreras Gil.

El especialista advirtió que la ludopatía se confunde comúnmente con una adicción porque el comportamiento es parecido; sin embargo, en el manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM- IV por sus siglas en inglés) está clasificado dentro de las patologías de “trastornos del control de los impulsos”.

Este manual se utiliza para el diagnóstico de los trastornos psicológicos, y en él se indican los síntomas para identificar cada padecimiento. En el caso de la ludopatía, existen diez características que permiten detectar a las personas que lo padecen.

“Lo complicado de esta situación es que la persona busca por todos los medios encontrar los recursos y el tiempo para seguir jugando, porque esa actividad le genera una satisfacción y emoción. Por otro lado, siempre tiene la expectativa de ganar, y cuando lo hace vuelve a invertir el dinero, de manera que se crea un círculo vicioso”, indicó Contreras Gil.

Este padecimiento no se limita a algún nivel socioeconómico, ya que si bien los casinos están diseñados y ubicados para un nivel medio alto, en las comunidades existen maquinitas “tragamonedas” que funcionan con un peso.

Cabe indicar que es más común ver a personas de la población media y media alta en los casinos, debido a que ingresar a esos negocios implica el pago de la tarjeta de crédito para las máquinas, consumo de alimentos, gasto de gasolina para el traslado, y además éstos se ubican en la zona norte de la ciudad.

Pero la ludopatía no se reduce a los casinos, es adicción a los juegos en general, que pueden ser apuestas deportivas y de caballos, entre otros, pero en la actualidad lo popular son los casinos.

Estos centros de juego se han convertido en lugares confortables para las personas, ya que las instalaciones son cómodas y el servicio es atento. En estos lugares cuentan con bufete, e inclusive en el consumo de éste se obsequia una tarjeta con crédito para jugar, de manera que la persona pueda pasar todo el día invirtiendo dinero, ganando y perdiendo.

Otro dato interesante del sistema en los casinos, dijo, es que no se maneja en pesos, sino en “miles”, de manera que ese volumen de dinero, en la parte cognitiva de la percepción del jugador, se traduce a “mucho”.

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