¿Estás de acuerdo?
Libro obsesiva, columna de Adriana Marín Martín: ¿Estás de acuerdo?
¿Alguna vez te has preguntado si la realidad que vives es la que quieres? Es triste reconocerlo pero muchas personas pasan sus días en automático, como programadas, sin estar conscientes de su entorno y del mundo que los rodea. La verdad es que somos un instante, y eso es algo que muy pocas veces consideramos, invertimos largas horas del día en actividades que seguramente tienen un fin, pero que tal vez no nos dan felicidad.
Desde el día que nacemos comenzamos a adquirir una serie de acuerdos con quienes nos rodean, aunque no nos demos cuenta. Todo lo que sabemos, pensamos y creemos son compromisos, alguien nos dijo, nos enseñó y nos hizo saber que las cosas son de tal manera, y para que al día de hoy lo recordemos tuvimos que estar de acuerdo con esa información. Así, con el paso del tiempo terminamos viviendo regidos por esa serie de normas, reglas y costumbres que nos dirigen, según lo que nos enseñaron, para convertirnos en personas de bien.
El problema inicia cuando descubrimos que esas indicaciones y modos tal vez no son lo que queríamos vivir, y el tiempo no perdona, va pasando y en menos de lo que esperamos nos encontramos frente a una realidad que no es la que deseamos.
Jamás había pensado en la cantidad de acuerdos que había adquirido en mi vida, hasta que leí “Los cuatro acuerdos”, de Miguel Ruiz. Fue a través de él que comprendí que todo lo que había aprendido y comprendido, así como todo aquello que recordaba, era en realidad una serie de pactos y que los mismos determinaban la manera en que pasaba mis días, en que vivía mi vida.
“La única razón por la que eres feliz es porque eliges serlo. La felicidad, igual que el sufrimiento, es una elección. Tal vez no podamos escapar del destino del ser humano, pero podemos elegir entre sufrir nuestro destino o disfrutar de él, entre sufrir o amar y ser feliz, entre vivir en el infierno o vivir en el cielo”, esta es mi frase favorita de este libro.
Al terminar de leer las reflexiones de Ruiz, las cuales debo mencionar están basadas en la sabiduría Tolteca, me puse a analizar que si fuimos educados bajo pensamientos limitantes, si en el camino agarramos algunos prejuicios y si existen algunas culpas que cargamos como grilletes porque las aceptamos sin imaginar lo mucho que pesan, es nuestra responsabilidad deshacer esos acuerdos y celebrar nuevos convenios con nosotros mismos, con nuestra felicidad, en ellos las principales cláusulas deben dejar en claro la importancia de la plenitud.
La lectura de este ejemplar me hizo reflexionar en el peso de mis palabras, me comprometí a recordar que son espadas de dos filos, que pueden edificar o destruir, que si se escuchan amables valen un poco más. Acordé con mi mente que no suponer es una de las decisiones más inteligentes que se puede tomar. Comprendí que nada es personal, que cada persona da lo que tiene y que lo más importante es aquello que habita dentro de mí. Y por supuesto, acepté el acuerdo de dar siempre lo mejor de mí, sin importar los resultados, lo importante es dar lo máximo que se pueda dar.
Así la realidad se torna más prometedora, porque los principales acuerdos van por encima de lo que esperan otros, de lo que desea alguien más, y se centra en aquello que uno mismo quiere llegar a ser. ¿Y tú, ya conoces los cuatro acuerdos?