Nudos emocionales
Adriana Marín Martín: Nudos emocionales
Existen nudos emocionales que atan de manera interna, la mayoría de ellos son generados por heridas que no lograron cicatrizar. Cuando alguien se lastima físicamente es necesario limpiar la lesión y desinfectarla para lograr que sane, algunas veces el proceso que se realiza no es el adecuado, eso puede provocar infecciones y enfermedades que representan muchos problemas y complicaciones en el cuerpo.
Lo mismo sucede con las heridas emocionales, si no se someten a una curación que les permita cicatrizar y sanar se convierten en esos nudos que son capaces de contaminar los sentimientos a lo largo de la vida.
En algunos casos los padecimientos físicos representan un riesgo de contagio para quienes se encuentran alrededor del enfermo, pasa igual con los problemas emocionales, por ello es importante cuidar que todos aquellos daños internos sanen de manera total, sin maquillarlos, sin ocultarlos, ya que aunque no se ven, provocan grandes problemas.
Los miedos, las tristezas y la rabia que un ser humano no expresa, aunque le duela mucho por dentro, son sólo algunas de las causas de nudos emocionales. Hay quienes creen que desaparecerá si no habla acerca de ello, o no se piensa. Esa es una gran mentira.
Agua, desinfección y aire, es lo que se necesita para superar las heridas físicas, seguramente cada vez que se mire la cicatriz vendrá a la mente el recuerdo del momento vivido antes de lastimarse, se sentirá tal vez que el cuerpo tiembla, o se enchinará la piel, sin embargo, no es más que una marca, o una muestra de algo que se logró vencer. Pero ¿qué tal sucede con aquello que ha agraviado el alma?, eso que ningún analgésico o sedante puede calmar.
El problema con los líos emocionales es que como no se ven, se cree que no existen, pero eso es ilógico, tal vez no pueden sangrar, pero están allí; no provocan altas temperaturas en el cuerpo, pero, aunque sea difícil de creer, golpean de manera constante el corazón.
Lo más grave es que al igual que las enfermedades físicas, las emocionales pueden contagiar y dañar a los que se encuentran cerca, causándoles incertidumbre, miedos, inseguridades e inestabilidad… no hay necesidad de ello, solo hay que procurar ser responsables con la salud emocional, tanto o más que con la física.
Tal vez la principal manera de superar un daño que no se ve es reconociendo que existe, sin negar que duele, enfrentando la realidad y atendiendo las necesidades personales con paciencia y amor propio.
Todo este tema tan abstracto de heridas y cicatrices debe ser atendido por un especialista, ya que como dice la psiquiatra y psicoterapeuta Anabel González, en su libro Las cicatrices no duelen, “no importa lo mucho que todavía sigan doliendo las heridas; si las destapamos, quitamos lo que las contamina y dejamos que el organismo vuelva a poner en marcha su capacidad para curarse, se convertirán en cicatrices, y las cicatrices no duelen”.
Y tú, ¿tienes algún nudo emocional que te esté apretando mucho por dentro?