|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Una vez más, la desilusión se dibujó en los rostros de los maestros, ya que la promesa de campaña para mejorarles sustancialmente el sueldo no solo no se cumplió, sino que también empañó el ánimo de festejar en grande su día. El desencanto magisterial por la cuarta transformación quedó evidente cuando miles de maestros yucatecos sacaron sus cuentas y observaron que su salario solo aumentó una décima y media respecto al año anterior, pero a esta limosna todavía falta descontarle los porcentajes correspondientes a impuestos, pagos a seguridad social, cuota sindical y otros que cotidianamente y por ley desangran al mal llamado “Sueldo profesional del maestro”; al final, su soñado aumento se volvió nada.

Si en verdad el presidente busca una auténtica transformación social de profundos alcances, ésta era la oportunidad de incrementar sensiblemente el presupuesto destinado al ramo educativo; debe darse cuenta de que el cambio, en todos los sentidos, se gesta en las escuelas y que los agentes de la transformación son los maestros; es por ello que se debe fortalecer la inversión en la educación pública para elevar su calidad.

Cabe recordar que, en diciembre pasado, se anunció un recorte al presupuesto estatal de más de 3 mil millones de pesos de la asignación federal, afectando seriamente la partida que el gobierno del estado destina a educación y que, en este caso, equivale al 56 por ciento de su presupuesto. Hoy, las escuelas tienen que racionar y priorizar sus gastos, no hay dinero suficiente para cubrir las necesidades básicas de infraestructura y construcción de nuevas aulas. Como se percibe, la austeridad repúblicana afecta a la educación: menos inversión y un mínimo de bienestar social y económico para los maestros.

Analizando un poco la respuesta al pliego de demandas presentado este año a los dirigentes magisteriales, podemos decir que son casi idénticas; por ejemplo, a Educación Básica en 2018 se le incrementó 3.4 por ciento al sueldo base y este año se le asignó un aumento de 3.35 por ciento, la tendencia va en caída; si vemos el Fortalecimiento al Salario en 2018 se asignó un punto porcentual y ahora le dieron 1.1 (una décima a favor); en cuanto al monto de prestaciones, en 2018 se autorizó el 1.7 por ciento y ahora en 2019 se dio 1.8 por ciento (igualmente una décima). ¿Dónde quedó el discurso de la revalorización y aprecio social al maestro? Como dice el dicho: “Mejor no me ayudes compadre”, pero, para que no duela, el incremento será aplicado con retroactividad al 1 de enero de 2019.

De igual manera fueron congelados los montos para el Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE), pues este año su incremento solo llegará al 5.85 de manera global. Por su parte, para el Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación de los niveles Medio Superior y Superior, el incremento global apenas llegará al 6.15 por ciento de forma global, pagadero a partir del 1 de febrero de este año.

Lo más leído

skeleton





skeleton