Nuevos desafíos y oportunidades educativas
El poder de la pluma
Lo que inicialmente se consideró una de las mayores amenazas para la educación global hoy es una realidad. Desde mediados de marzo de este año, más de mil 600 millones de estudiantes -en 161 países- no asisten a la escuela a causa de la pandemia del Covid. Esta cifra representa cerca del 80 por ciento de todos los niños y jóvenes en edad escolar en el mundo. Si hablamos del rezago educativo que genera esta parálisis de planteles educativos en todos sus niveles, es necesario considerar que antes de esta pandemia el mundo ya atravesaba por una crisis de aprendizajes. Para nadie fue un secreto que, aun cuando los estudiantes estaban en la escuela, no estaban adquiriendo las habilidades fundamentales necesarias para la vida. La pobreza de aprendizajes era muy alarmante, pues, en los países de ingresos bajos y medianos, el porcentaje de niños que a los 10 años no podían leer ni comprender un texto simple era del 53 por ciento y ahora van a empeorar aún más estos resultados si no se actúa de manera adecuada.
Nos enfrentamos a un enorme desafío para superar la pérdida en los aprendizajes, el aumento de la tasa de deserción, la falta del ingreso familiar y la más devastadora de ellas: la mayoría de los países tienen sistemas educativos muy desiguales, donde los niños más pobres son quienes se ven más afectados. Los países más desarrollados están mejor preparados para avanzar hacia estrategias de aprendizaje en línea; en cambio, los países considerados en desarrollo y los más pobres tienen poblaciones muy heterogéneas, donde la mayoría vive en la pobreza y, sin intervenciones correctas, la desigualdad de oportunidades se amplificará. Lo que debemos minimizar en la medida de lo posible es que esas diferencias en las oportunidades se expandan y causen que la crisis tenga un efecto negativo aún mayor en los aprendizajes de los niños pobres.
El confinamiento nos da la oportunidad para desarrollar habilidades socioemocionales y aprender más sobre cómo contribuir a la sociedad como ciudadanos; es fundamental fortalecer las relaciones sociales e interacciones en la familia. El avance de la pandemia nos da la oportunidad de ajustar planes y estrategias educativas en los diferentes escenarios cambiantes en los estados; en este contexto incierto es mejor tomar decisiones suponiendo un escenario de suspensión de clases largo que uno corto, ya que existe incertidumbre en torno a la efectividad y cumplimiento de las medidas de sana distancia para mitigar los contagios. Debemos fortalecer las habilidades digitales de los maestros, dotarlos del equipo y capacitación para usar la tecnología de manera efectiva, todo esto puede fortalecer el sistema educativo de un país. Hoy el desafío es superar la crisis de aprendizajes en que nos encontramos, reducir al máximo el impacto negativo que tiene en el aprendizaje y la educación. Para colmo, en Yucatán el clima nos juega en contra, nos llueve sobre mojado, lo que dificulta el aprendizaje en casa, pero, al final, todos saldremos adelante.