A quienes se aventuraron al anunciar un posible regreso a las aulas en los inicios del próximo año, en días pasados, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, les anunció que a partir de enero inicia la programación de Aprende en Casa III. Aunque el aprendizaje a distancia implementado desde mediados de marzo pasado para evitar el contagio masivo en las aulas ha implicado un enorme desgaste debido a los problemas de comunicación que han surgido, no sólo entre alumnado y docentes, sino también entre éstos y las madres, padres y tutores, así como algunas afectaciones emocionales, el alarmante repunte invernal de contagios obligará a que el regreso a clases presenciales deba ser totalmente seguro; sólo con el semáforo en verde y con la autorización de las autoridades educativas locales.

La segunda oleada de contagios por Covid-19 ha obligado a la SEP a desarrollar múltiples estrategias educativas, a fin de continuar con la educación a distancia para atender los aprendizajes básicos en cada ciclo escolar. Cabe reconocer que, ante la problemática situación de aprender fuera del aula, el trabajo del maestro se ha reinventado ingeniosamente para mantener la comunicación con sus alumnos por todos los medios posibles y garantizar la continuidad de los aprendizajes.

Igualmente, es justo reconocer el titánico esfuerzo y el enorme sacrificio económico que han hecho los padres de familia para mantener el apoyo y acompañamiento que han mostrado en el aprendizaje de sus hijos, dándoles todas las herramientas posibles (equipos de cómputo, tabletas, teléfonos celulares avanzados, impresoras, internet) para que puedan lograr los mejores aprendizajes. Por lo pronto, la estrategia Aprende en Casa continuará permanentemente, hasta que la pandemia se haya declarado totalmente vencida por la sociedad mexicana.

Ante las quejas de algunos padres contra una carga excesiva de tareas, este modelo de aprendizaje no debe generar un elevado aumento de trabajo; se trata de una herramienta pensada para facilitar la comunicación y focalizar los aprendizajes esperados. Es por ello que, cuando la emergencia sanitaria lo permita, el regreso a clases presenciales se realizará solamente con el semáforo epidemiológico en verde, bajo un modelo mixto de enseñanza, semipresencial y con el uso de herramientas digitales, y de forma escalonada, para que la mitad de los alumnos de cada grupo asista dos días a la semana. Los días viernes, los maestros definirán si llaman a los estudiantes que presenten algún rezago; realizan la descarga administrativa, o brindan asesoría a distancia. Se busca que esta decisión beneficie a los alumnos, les genere más confianza y seguridad frente a sus padres e incluso con sus compañeros para avanzar en su educación. Resistamos a las presiones, los maestros queremos volver a la escuela, pero que sea de manera segura para impartir una educación de calidad a nuestros alumnos.