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Después de reiteradas declaraciones mañaneras (jaladas de orejas para el gobernador Carlos Miguel Aysa) para que Campeche regrese a clases presenciales el próximo mes, el secretario de Educación del vecino Estado, Ricardo Koh Cambranis, alzó la voz para responderle al presidente que no abrirán las escuelas y continuarán trabajando a distancia a través del programa Aprender en Casa III, ya que se necesita realizar un estudio sobre cuántos maestros recibirían la vacuna y que ésta no es el único factor que deba considerarse para tomar la delicada decisión. Parece que al mandatario se le olvidó la opinión de los padres de familia, quienes tendrán justificado miedo y temor al contagio masivo de sus hijos, quienes no serán vacunados porque en menores de edad no se probó la eficacia de la vacuna para desarrollar anticuerpos contra el Covid-19.

Pese a que el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, señaló que en Campeche mantienen un control muy estable de la epidemia de Covid-19 desde hace más de tres meses, lo que permitiría vacunar al magisterio, las voces de los más de veinte mil mentores se alzaron igualmente para fijar su negativa encabezados por su líder Moisés Mass Cab, secretario general de la sección 4 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), quien en primera instancia agradeció se les considerara como sector prioritario, pero recalcó e insistió firmemente en que se debe tomar en consideración el aumento de casos de Covid en las últimas semanas y no aceptarán se les aplique la vacuna Pfizer en este fin de semana con la remesa que llegó en días pasados, pues existen otros sectores de la población que realmente necesitan esa protección. Extrañamente las autoridades quieren que los estudiantes, sin vacunarse, regresen a las clases presenciales en la tercera semana de febrero, cuando existen cientos de médicos y personal de la salud que trabajan en hospitales privados atendiendo pacientes graves de Covid y que no se les ha considerado para ser inmunizados.

Cerca de ahí, en Chiapas, Pedro Gómez Bámaca, dirigente de la sección 7 del SNTE (considerada como la cuna de la CNTE), se pronunció en los mismos términos al referirse al regreso a clases presenciales ya que, junto con Campeche, se encontraba hasta hace unas semanas en semáforo verde: no abrirán las escuelas públicas ante el desbordado incremento de contagios.

En las regiones del centro y la costa grande se reporta que ya murieron más de 200 maestros activos y jubilados, además por la extrema pobreza muchos padres de familia carecen de recursos para comprar cubrebocas y gel antibacterial, muchas de las escuelas de zonas rurales necesitan agua corriente y otros insumos de limpieza y no tienen el apoyo del gobierno para garantizar la higiene escolar. A esto debe sumársele la inconformidad de los maestros por la creciente represión y violación de sus derechos sindicales. Las circunstancias no son propicias para pensar en un retorno a la escuela.

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