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A casi un año de la llegada del Covid-19 a México, los niños de zonas marginadas del país han resentido fuertemente los estragos de la pandemia. Por citar un ejemplo: en Chiapas, el coronavirus y la extrema pobreza obligaron a desertar de la escuela a más del 45 por ciento de los estudiantes de los municipios con más necesidades de ese Estado porque no tuvieron las condiciones para adaptarse a la educación virtual. Ante el cierre de los colegios, la educación quedó al aire, el internet allá es un lujo impensable, además de que otros no tienen televisión y su única esperanza es cuando los maestros les llevan esporádicamente cuadernillos de trabajo que a los niños les cuesta trabajo resolver ya que no todos los padres pueden ayudarlos.

En particular, Ocosingo, uno de los 20 municipios de Chiapas donde la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) documentó el impacto que la pandemia de Covid-19, recibía ayuda del gobierno a través del programa social Prospera, y por órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador fue cancelado desde el año pasado, por lo que los niños que recibían ese beneficio no pudieron continuar sus estudios y tuvieron que abandonar la escuela ante la emergencia sanitaria.

Prospera, antes conocido como Oportunidades, entregaba 3 mil pesos a las familias más necesitadas con la condición de que enviaran a sus hijos a las escuelas y a revisiones médicas, ahora reciben una Beca para el Bienestar, que entrega 800 pesos mensuales por familia debido a la política de austeridad del presidente. Ante esta situación, muchos niños tuvieron que encontrar un trabajo para que ayuden a llevar los gastos, pero, aun así, no les alcanza el dinero para pagar el servicio de internet, tampoco para comprar una computadora, un teléfono inteligente o televisor en casa.

Según el estudio, la otra mitad de los estudiantes que sí pudieron seguir el modelo de “Aprende en Casa” tienen dificultades, pues toman sus clases en línea a través de un teléfono celular sin que un adulto acompañe y supervise los trabajos y actividades escolares. Estos pobres resultados ponen en evidencia a un gobierno que insiste y repite que su prioridad son los más pobres.

Se reconoce el intento de continuar con la educación a pesar de la pandemia, pero implementar un modelo educativo generalizado que no considera las múltiples carencias de los hogares sólo ha profundizado las enormes brechas de desigualdad que existen en nuestro país. La educación enfrenta una situación sin precedentes, es complicado atender en línea el aprendizaje en niños con necesidades especiales, todos somos producto de una educación presencial, el futuro se nos adelantó, debemos enseñarlos a trabajar con las tecnologías, el teletrabajo será la nueva normalidad en las futuras generaciones, y México debe cambiar su modelo educativo para tender esta nueva necesidad de aprendizaje. Todos tendremos que hacer el esfuerzo de trabajar con la tecnología, pues las condiciones, a futuro, serán diferentes.

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