Evaluaciones finales (y II)
Alejandro Castro Escalante: Evaluaciones finales (y II)
Continuando con el análisis de la disposición de no reprobar alumnos en este atípico ciclo escolar, nos lleva a considerar otras voces que ven con buenos ojos la medida de la SEP de no truncar la dificultosa trayectoria académica del alumno con obstáculo adicional: la reprobación. Si a lo largo de quince meses el sistema educativo les ofreció la posibilidad de una continuidad mínima haciendo caso omiso a sus problemas y necesidades más apremiantes, entonces no tiene sentido el castigo de retenerlos otro ciclo escolar, esto provoca aumentar la extra edad y etiquetar su aprendizaje como fallido. La no acreditación conlleva a repetir el grado escolar buscando consolidar los aprendizajes fundamentales, sin embargo, los investigadores en el campo educativo han demostrado que la reiteración de los contenidos del programa no funciona, se debe enfocar el esfuerzo en el aprendizaje al nivel correcto, es decir, con un primer diagnóstico para identificar cuáles habilidades o comprensiones no están presentes, para propiciarlas, y de ahí en adelante construir sobre terreno sólido.
Antes de retener a los alumnos en un grado escolar, debemos reflexionar también sobre el papel que desempeñó el maestro, si se actualizó en el manejo de las tecnologías de educación a distancia en las diversas plataformas digitales, si hizo las adecuaciones necesarias a su plan de trabajo a fin de atender las necesidades de sus alumnos durante la pandemia, si consideró el contexto social y económico de la comunidad a la hora de planear las actividades, si se preocupó por mantener una comunicación constante con sus alumnos. Como ven, no fue fácil el trabajo a distancia y mucho menos evaluar el desempeño académico de los estudiantes, la falta de oportunidades se volvió un desincentivo para quienes tuvieron que entregar las tareas a sus maestros.
Casi por definición, la calificación en su estrechez numérica (del 5 al 10), ni es equivalente a las evaluaciones objetivas de logro de aprendizaje, ni es una retroalimentación muy rica, es simplemente la percepción subjetiva, en muchos casos, de los maestros, es por ello que antes de calificar debemos evaluar en su conjunto todo el proceso de aprendizaje del alumno. Hemos cerrado un ciclo escolar, es hora de reflexionar sobre la práctica docente y sus resultados en la pandemia, porque ésta continuará por mucho tiempo más, es necesario enmendar errores y desaciertos, hagamos el esfuerzo de hacer las cosas bien desde el principio con evaluaciones diagnósticas, alumno por alumno, que son indispensables para saber qué es necesario atender. La recuperación no puede ser un repaso y menos una repetición. Va a ser un trabajo fino, personalizado y a la vez en un contexto de gran empatía y trabajo grupal. Poner taches no es la solución. El próximo ciclo será extraordinario: concentrarse en lo esencial de recuperación socioemocional, de autocuidado y solidaridad, de lectura de comprensión, cálculo básico y mentalidad investigadora. Nos vamos a extraordinario, todos; y no por un ciclo, sino por varios.