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Recientemente el tratado comercial se ha querido renovar rápidamente; muchos piensan que el nacionalismo de AMLO, muy parecido al de Trump, haría imposible su culminación porque existen puntos que no salen a la luz pública y son importantes para miles de pymes.

En todos lo noticieros se mencionan los puntos que impiden su conclusión: la cláusula de terminación cada 5 años, el contenido regional de la industria automovilística y que las controversias sean en tribunales americanos, esta última es calificada por muchos como ventajista y parcial.

Pero las pymes no interesan a la industria automotriz, ni el tema de las compras por comercio electrónico que no pagan IVA cuando vienen del exterior y que tocan sectores industriales tan diversos que han afectado a miles con la importación de productos que ingresan sin pagar gravámenes patronales, ambientales y muchos otros y que representan una competencia desleal al venderse en grandes tiendas nacionales.

Trump, como lo he mencionado, iba enfrentarse con China por ser la causa de la desaparición de miles de industrias en su país, porque, si bien se queja de los bajos salarios en México, contra China se queja de los subsidios, violación a propiedad intelectual, salarios y otros puntos que causan sus precios bajos.
Otro tema: Estados Unidos quiere que México suba los salarios, pero es imposible con la importación de productos asiáticos y las prestaciones sociales a cargo de las empresas que en Estados Unidos y Canadá no tienen.

El proteccionismo no es la solución, es decir, no es favorable que el TLC termine, pero tampoco que sea un salvoconducto para la importación de mercancías que a todas luces son más baratas por las razones expuestas, pero en México tampoco podemos producirlas porque el gobierno tiene manipulado el mercado para unos cuantos empresarios por concesiones y sobrerregulaciones.

También están las compras gubernamentales: Estados Unidos quiere que en las propias tengan preferencias sus industrias locales, punto que aplaudo, ya que las compras públicas son un elemento de dispersión de la riqueza nacional en cualquier país.

Es triste: mexicanos van a Belice a comprar llantas, cemento, medicinas, licor y otros productos de México más baratos que en México. La Secretaría de Economía en las industrias, Cofepris en medicinas y químicos y CNBV en bancos han limitado la competencia a pocos y el sobreprecio lo pagamos todos los días todos los mexicanos.

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