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¿Cuántas veces hemos pensado en parar, en dejar de intentarlo y buscar otro camino, uno más sencillo que nos entregue resultados a muy corto plazo? Seguramente muchas, pero por favor no lo hagas, no sabes si el próximo intento pueda ser el bueno y el éxito sea mayor de lo esperado. El problema es que pecamos de desesperados y no le damos tiempo al tiempo para que haga su mágico efecto sobre las acciones, arrojando resultados que tal vez no sean los que buscamos pero sí los que necesitamos.

Por eso quiero compartir la historia de un joven que conocí hace unos días y que llegó a mí como muchas, por comentarios de conocidos que, admirados por su perseverancia, pensaron que sería bueno que su lucha sea compartida a más de uno y motive a los demás a no desistir en el intento.

Su nombre es Daniel Vega, actualmente tiene 32 años, es originario del puerto de Progreso; sus primeros años fueron difíciles, según lo que me compartió, ya que la estabilidad económica no era el fuerte de su familia que se dedicaba en especial a la pesca. Por varios factores se refugiaron el y sus hermanos con su tía, a quien ahora considera su segunda madre, pero él quería mucho más que sobrellevar la situación a que se enfrentaba, quería destacar en todo y comenzó con la escuela, ubicándose año tras año en el cuadro de honor, con los mejores promedios de aprovechamiento.

Toda la información de los libros la absorbía como una esponja, hambriento de conocimiento, necesitado del saber y que ningún reto sea lo suficientemente grande para no superarlo. Eso lo llevó a terminar sus estudios superiores y conseguir una beca en Inglaterra para continuar con su preparación, una que al momento ya concluyó, obteniendo doctorado en energías renovables, ese tema del cual tanto se está hablando hoy en día con la nueva conciencia social por rescatar nuestro planeta; pero algo que destaco en esta joven mente yucateca es que quiere que todos sus estudios, conocimiento, experiencia e innovaciones que por años ha planeado y desarrollado se apliquen en la tierra que lo vio nacer, quiere devolverle un poco de lo mucho que considera ha recibido, sin embargo se ha topado con la realidad que miles de mexicanos viven: las puertas no se han abierto como esperaba, ya que con el impresionante currículum, antecedentes y propuestas pensaba que el campo laboral sería un poco más expedito para un prospecto de este tipo, aunque las cosas no son así.

Mi propuesta para David es que no baje la guardia, tanto camino recorrido, tantas pruebas en el trayecto son sin duda experiencias que le harán enfrentarse a este nuevo reto, diferente, pero no imposible y espero pronto volver a platicar con él, en un laboratorio desarrollando su proyecto, porque creo que éste y muchos más casos de este tipo son los que se deben apoyar para que no existan más fugas de cerebros y talentos.

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