|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Día de muertos o Hanal Pixán como lo conocemos en Yucatán. Hanal Pixán significa comida de las ánimas, porque es tradición pensar que ese día, quienes se nos han adelantado tienen permiso de venir a visitarnos y es por eso que les preparamos deliciosos platillos que ellos disfrutaban en vida, porque en el Día de Muertos celebramos y recordamos eso, su vida.

Una hermosa tradición que nos permite dedicar un día a aquellos que se nos adelantaron y en el que ponemos sus fotos y nos platicamos anécdotas que los caracterizaron en vida y gracias a las cuales los recordamos con cariño.

Para esperarlos, ponemos un altar con varias cosas, por ejemplo, velas, comida de la temporada como el pib o el xec, así como el platillo preferido de nuestra persona querida, dulce de papaya, bebida de balché o xtabentún, acompañado de hermosas flores, ruda y sus fotografías.

La primera celebración es el día 31 y se dedica a los niños, ausencias dolorosas que en un día como este se recuerdan, se lloran y se ríen recordando anécdotas y momentos. En este día yo recuerdo, sobre todo, a mi sobrino Alfredo. Él nació con la condición de síndrome de Down y autismo, que lo hacían muy especial y muchas veces muy difícil, pero siempre amado y gozado por sus padres, hermanos y familiares. Su vida enriqueció la nuestra por algunos años, no solo con su presencia, sino también porque nos ayudó a conocernos a nosotros mismos, nuestros alcances, y me permitió admirar enormemente a mi hermano y mi cuñada que enfrentaron su vida con alegría y gozo.

También recuerdo a alguien que no me tocó conocer, mi hermana Charito, que no conocí físicamente, pero que a través de las fotos y los relatos vive en mi corazón.

El segundo día se celebra a los adultos muertos, los recuerdos alegres se mezclan con los tristes, y recuerdo a muchas personas que se han cruzado amorosamente en mi vida y se han adelantado, pero sobre todo recuerdo a mi abuela materna, Cova, con quien pude convivir por muchos años, y a pesar de haber vivido ella muchos con discapacidad, siempre la recuerdo con una hermosa mirada y una cariñosa sonrisa. Me enseñó con su vida a enfrentar la adversidad con optimismo y a vivir cada día con un inmenso amor. Al poner su foto, acompañada de mis otros abuelos, solo puedo agradecer su presencia en mi vida y en mis recuerdos.

Pasadas las celebraciones, se cree que las almas ya tomaron la gracia, y entonces es momento para los vivos de comer mucbilpollo, xec, y combinando un poco tradiciones con pan de muerto. El pan de muerto no es propio de Yucatán, pero ahora que tantas personas del centro del país tenemos la dicha de vivir aquí, hemos mezclado un poco las costumbres, tomando lo más hermoso y rico de cada una y logrando una celebración mucho más vistosa y deliciosa.

Es bonito recordar a nuestros muertos agradeciendo su vida, recordando quiénes eran y lo que hacían. Van pasando los años y nuestros hijos crecen y a veces no conocen la historia del abuelo, no saben lo divertida que era la abuela o lo bien que jugaba beisbol su primo ya fallecido.

Estas anécdotas nos dan identidad y nos hacen conformar una familia más unida, una familia que entiende sus raíces y sabe cómo nació y creció. Nuestros ancestros nos explican mucho de nosotros mismos, al conocer sus vidas y sus ocurrencias. Y a veces nos sorprendemos al oír cómo otra persona define a quien tanto extrañamos y nos permite conocer una faceta desconocida de su vida.

Démosle un espacio a esta hermosa tradición, que a veces con la mercadotecnia que tiene el Halloween, queda un poco olvidada y rezagada. Sin embargo en esta tradición, a diferencia del Halloween, podemos enriquecer nuestro conocimiento cultural y familiar y crear lazos importantes con quienes todavía estamos aquí conformando la comunidad.

Lo más leído

skeleton





skeleton