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S igue las señales de tu corazón, en lugar de seguir los roles asignados y seguramente encontrarás tu propio camino. Cuando actúas con amor, nunca te equivocas. Hoy me toca convertirme en abuela y ver a mis hijos realizar su papel de padres. Ciertamente el mundo ha cambiado mucho desde que nosotros vivimos la increíble experiencia de comenzar a ser padres, así que cuando quiero dar un consejo, o decir mi opinión, siempre me pregunto si está vigente. ¿Si lo que yo diga tiene algo que ver con estos niños que nacen hoy, en medio de una pandemia y que les toca vivir un mundo rodeado de tecnología?

Me maravilla ver cómo el rol de ser padre es diferente en la actualidad al que le tocó vivir a mi marido. Él, como un avanzado a su época, decidió participar el 100% en la vida de sus hijos y en su educación. Hoy nos toca ver que es algo natural, como siempre debió haber sido. El papá de hoy sabe que no le toca ayudar sino participar; a papá y mamá les toca ser cariñosos, juguetones, responsables, capaces de asumir todas las tareas que les corresponden y dividirlas según le acomode a cada familia.

El mejor consejo que puedo darles hoy, como siempre fue, es recordar que “lo esencial es invisible para los ojos”; los papás y mamás de hoy saben que es importante proveer, pero que también es importante dedicarles tiempo y que la mejor educación se da con el ejemplo y la convivencia. Es importante tener dinero para comprar pañales, pero también es importante tener tiempo y disposición para hacerlo. Ser padre o madre es mucho más que ser proveedor o cuidador, es dedicar tiempo a engrandecer y fortalecer el vínculo.

Cualquier padre, no importa cuánto tiempo tenga que dedicar a trabajar, puede designar un tiempo para abrazar a su hijo, para preguntarle a su hija cómo estuvo su día. Hoy hay más padres y madres paseando a sus hijos en el parque, enseñándoles a jugar y a disfrutar, dedicándoles tiempo.

Se ha borrado el decreto que decía que los papás estaban ahí para proveer y para educar y que las mamas estaban ahí para amar y para comprender. Hoy vemos a ambos padres realizando todos los roles. Nada está escrito, ser padres hoy es una aventura aún mayor, porque todo se vale. Los hombres pueden ser sensibles, como siempre lo fueron, pero ahora pueden demostrarlo y enseñar que se puede ser fuerte mientras se llora, y que la debilidad no se encuentra en ser sensible sino en darte por vencido.

El primer consejo que dan hoy los pediatras es que no hagan mucho caso a lo que dicen los abuelos, ya que la mayoría de nuestras creencias son mitos. Tienen razón, la verdad es que el mundo de hoy es muy diferente al que vivimos los padres de hace 30 años, hoy hay mucha información, mucha participación. Pero hay una verdad que permanece inmutable: si dejas hablar al corazón, tus hijos lo escucharan. Eso aplicaba a principios del siglo pasado y sigue aplicando hoy y lo veo reflejado en la mirada de mi hija y mi yerno cuando bañan a su bebé, y lo veo en la amorosa espera de mi hijo y mi nuera que están a un mes del nacimiento de su bebé y ya le dedican tiempo todos los días a esa bebé que aún está por nacer.

El mundo evoluciona, y eso es bueno, hay nueva tecnología, nuevos conocimientos, pero también es bueno ver cómo algunas cosas siguen siendo importantes y como el amor siempre es la respuesta.

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