"No se hagan bolas”
Entre espionajes y vueltas y revueltas te veas...
A propósito de las grabaciones que con tanta atingencia toca en esta misma página Daniel Uicab Alonzo, sólo un ingenuo podría suponer que no se espía desde el gobierno a quienes se considera peligrosos, sea para el propio gobierno, para la sociedad o para los fines de quienes ocupan puestos públicos o aspiran a ellos. Se espía desde siempre y los reporteros de antes recibíamos informes de quienes eran conocidos como “orejas” de Gobernación sobre visitas de personajes o importantes sucesos políticos.
De modo que tomar como la gran noticia que hay espionaje sobre las actividades de quienes de alguna forma tienen relevancia social nada más revela que quien lo pregona no vive en este mundo. Y no quiero decir que esté bien que se espíe a nadie –lejos de mí tal pretensión-. Sólo hago una descripción de hechos. Espiar es una tarea que se realiza desde el poder, no en México sino en todo el mundo. Son famosos la KGB, la Gestapo, el FBI, Scotland Yard y el Mosad (y James Bond), por mencionar a las más conocidas agencias oficiales dedicadas a esos menesteres. Aparte, hay espionaje legalmente autorizado y es el que, mediante orden judicial, realizan los aparatos oficiales destinados a esa labor. Recuérdese a los “pájaros en el alambre”.
En mi caso, si estuviera en alguna lista de espiables, le diría a los espiadores que vinieran y me preguntaran qué hago, con quién conspiro –mis conspiraciones son bastante inocuas: reunirnos para el café, construir la poesía, disfrutar la amistad, tomar dos o tres cervezas de vez en cuando, trabajar y escribir lo que pienso- y no tendría empacho en darles detalles con señales pero sin pelos. Quienes tienen otras conspiraciones o cola que les pisen sí deben preocuparse.
Vueltas y revueltas. Otro tema que ha estado en el candelero recientemente es el de la segunda vuelta electoral. Al respecto, creo que hemos llegado a tal nivel de sofisticación de lo que debería ser el ejercicio ciudadano del voto que lo hemos llenado de complicaciones y con ese motivo han surgido “científicos sociales” que pretenden guiarnos para ejercer esa prerrogativa que tenemos como seres humanos libres y conscientes. Hoy votar se ha vuelto un problema porque los interesados en complicar todo lo han hecho así.
La democracia –dijo alguien (le echan la culpa a Churchill)- es el menos malo de los sistemas políticos. Nunca habrá democracia perfecta (ni la griega lo fue porque ahí había unos más iguales que otros y muchos excluidos, las mujeres, entre ellos), pero si se empezara por despejar el camino que se ha llenado de trabas y complicaciones (y de una inmensa burocracia como la carísima que tiene su coto en el INE) podríamos comenzar por lo básico: la libertad de elegir mediante sufragio. “No se hagan bolas”, como dijo el prócer.