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Uno de los casos paradigmáticos en el derecho mexicano es el de Valentina Rosendo Cantú. Ataviada con su ropa autóctona Valentina, indígena guerrerense, se presentaba en una universidad en nuestro Estado.

Un mal día, lavaba ropa en el río cercano a su comunidad, en la sierra de Guerrero, cuando un grupo de soldados se le acercó para preguntarle por narcotraficantes que supuestamente se encontraban operando en la zona. Viéndola sola y vulnerable, estos desalmados aprovecharon su fuerza para violar a Valentina tumultuariamente. Estos hechos ocurrieron en febrero de 2002.

El peregrinar en busca de justicia empezaba. En primera instancia, el Ministerio Público del Estado de Guerrero no quiso consignar la averiguación previa ante un juez penal. Entonces Valentina recurrió a la Comisión Estatal de Derecho Humanos del Estado de Guerrero, fue su primer fracaso, no hablaba nada de español y la dificultad de acceder a la justicia fue imposible para ella. Ante una violación de tal magnitud y siendo sus verdugos efectivos del ejército, Valentina acudió a una instancia federal, la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Según la CNDH son pocas las ocasiones en las que el ejército resulta culpable de violar derechos fundamentales de individuos y ésta no fue la excepción.

El marido de Valentina la abandonó porque ya “no era digna de él”. Valentina continúa su peregrinar en pos de justicia. Trabaja de sirvienta, primero en Chilpancingo y luego en la Ciudad de México. Me pregunto: ¿A qué otro oficio se puede dedicar una mujer indígena, en un país de gente mestiza que se enorgullece de su pasado indígena, pero que se niega a darles oportunidades de desarrollo por su condición autóctona?

Con la ayuda de una asociación no gubernamental accede a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y luego a la Corte Interamericana que pronuncia sentencia contra el Estado mexicano, condenándolo: primero, al perdón público por parte del gobierno a Valentina; segundo, a una indemnización por varios millones de pesos, y, tercero y más importante, a ejercer acción penal contra los militares culpables de este deleznable acto de rapiña. Está abierto el proceso penal contra estos desalmados.

Este caso se constituye como paradigmático en el derecho mexicano por muchas razones. La más importante quizá sea la dificultad para la comunidad indígena en México de acceder a la justicia y el importante papel que juegan los tribunales supranacionales en la impartición de justicia en los Estados miembros de la comunidad internacional.

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