Premio al servicio social de la Uady
El Poder de la pluma
El servicio social universitario es considerado el mecanismo más adecuado para que los estudiantes de las diferentes carreras restituyan a la sociedad, con trabajo fructífero y solidario, los impuestos que tributa para el sostenimiento de la educación superior.
Y no se piense que por haberse trabajado año tras año en la Uady, este mecanismo ha caído en rutinas que pudieran demeritar el sentido de justicia incluido en su práctica.
Por el contrario, cuando la imaginación parece haber agotado todas las variedades posibles del servicio social, surgen nuevas modalidades de restitución de impuestos que refrescan su forma y contenido.
En la actualidad, se ha planteado como meta principal, con logros evidentes a corto plazo, que el servicio social ayude a disminuir la brecha de desigualdades sociales que el régimen económico ensancha.
Derivado de ese sentido de innovación constante, el servicio social en nuestra Alma Mater recientemente se hizo acreedor del Premio Nacional de Servicio Social, en Categoría Institucional.
Este importante premio sin duda puede atribuirse a un plan de respuestas rápidas y bien pensadas, formuladas en varios municipios con fuerte presencia maya, donde se implementa el proyecto: Construcción de conocimientos transdisciplinarios en comunidades de aprendizaje para la solución de problemas sociales en localidades mayas.
Precisamente la ejecución y buenos resultados en las comunidades donde está presente este ambicioso proyecto, a cargo de cuarenta y seis estudiantes de Agroecología, Medicina, Trabajo Social, Antropología y Arquitectura, entre otros, dio paso a que la Comisión Interuniversitaria de Servicio Social otorgara la presea a la Uady, durante el XXXV Congreso Nacional de Servicio Social, y IX Internacional de Servicio Social y Voluntariado 2018, celebrados hace poco en la Universidad Autónoma de Baja California Sur.
Estos universitarios, que llenan de orgullo por tan significativo premio, traen a la memoria imágenes de su incansable presencia en las comunidades de Yaxcabá, Tekom y Tizimín, donde los observé diligentes y solidarios, representando actitudes y valores que desearíamos ver en otras muchas personas.