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De acuerdo con sus investigaciones, Lilian Scheffler afirma que los huicholes constituyen uno de los grupos étnicos que mejor han conservado sus tradiciones culturales.

Los pueblos donde viven están ubicados en el norte de Jalisco, el oriente de Nayarit y, en menor número, en Zacatecas y Durango.

Otra investigadora, Marcia Trejo Silva, encontró un relato huichol que trata sobre unos seres sobrenaturales denominados hewi.

Escribió que antiguamente los nativos compartían su territorio con estos seres. Estas criaturas se parecían físicamente a los huicholes, salvo que tenían los pies al revés.

Es decir, que los dedos estaban en la parte posterior y los talones apuntaban al frente. A diferencia de los humanos, los hewi sólo se alimentaban del vapor que salía de la comida caliente.

Como consecuencia de lo anterior, no defecaban pero fingían hacerlo. Se agachaban y dejaban caer unas piedras al suelo como si estuvieran evacuando.

Es probable que esta acción fuera una especie de burla hacia los huicholes.

Siempre hubo problemas entre los indígenas y los hewi porque éstos últimos dedicaban mucho tiempo a hacerles todo tipo de bromas y maldades a sus vecinos.

De hecho, se reunían para planear las acciones mezquinas en contra de los huicholes. Además eran sumamente burlescos, pues celebraban carcajeando sus horribles bromas.

Los huicholes recurrieron a sus dioses para que les ayudaran en este problema. Enterada la diosa Komatéame, llamó severamente la atención a los hewi.

Ellos respondieron que cesarían de molestar a sus vecinos. Pero los hewi no cumplieron su promesa, así que continuaron con sus actividades maliciosas.

Nuevamente los huicholes suplicaron a la diosa ya mencionada y ésta reaccionó verdaderamente enojada en contra de los hewi.

De inmediato convocó a una reunión con los otros dioses que compartían con ella el poder divino. Así fue como se presentaron Otsimáwika, Cicíuatli, Katsa Tewíali, Ramáinuli, Tulikika, Haimucama, Mainákauli y Teakáyuma Wéme. La gran diosa Komatéame ordenó que los hewi fueran duramente castigados.

Entonces las deidades que conformaban el pequeño grupo que efectuaría el castigo salieron del mar, completamente armados y resueltos a cumplir la importante misión.

Cuando las huestes divinas y los hewi se encontraron empezó una lucha cruenta. Pero aquellos dioses eran superiores a los hewi y pronto los empezaron a dominar.

Cuando ya estaban a punto de acabarlos, apareció Uliaki, otro ser sobrenatural, que salió de su cueva enclavada en lo alto de un risco y vino en auxilio de los hewi.

Ante la sorpresa de los dioses, Uliaki los condujo rápidamente al interior de su guarida.

Pero la justicia divina no dejó sin castigo a los hewi, pues al día siguiente cuando éstos salieron de la caverna ya habían perdido su aspecto humano, se convirtieron en jabalíes y hoy día son cazados por los hombres.

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