|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Según Francisco Eloy Bustamante, el misionero jesuita de origen belga Mark Van Der Veken llegó a Sonora en 1645. Para lograr mayor confianza de la gente, se hizo llamar Marcos del Río y de inmediato se puso a evangelizar a los yaquis, seris, pimas y tepocas, habitantes nativos de Sonora. Posteriormente fundó algunos pueblos, como Cucurpe y Oputo, a los que visitaba constantemente.

En 1706, Marcos del Río pasó por el Real Pitic, región que hoy ocupa Hermosillo, y se detuvo por varios días. Durante su estadía fue invitado por algunos nativos conversos a visitar una cueva que para los pimas era lugar sagrado.

Caminaron hacia la caverna, la cual está cerca del pueblo y se ubica en unos cerros escarpados. Al llegar, entraron sin tropiezo, pues el piso es plano y los primeros metros del camino estaban iluminados por la luz de la gran entrada. Cuando empezó la zona oscura prendieron las antorchas. Ya habrían avanzado unos cien metros cuando llegaron al borde de un abismo. Sin embargo, al iluminar hacia abajo vieron una escalera angosta hecha con palos y cuerdas de piel de venado.

Los indígenas invitaron al padre Marcos a bajar para que viera lo que había en el fondo del abismo, cuya profundidad aproximada es de veinticinco metros. En ese punto le comentaron al sacerdote que allí los antepasados sacrificaban doncellas. El misionero les hizo ver que no tenía caso ver las evidencias de prácticas que se habían prohibido desde hacía mucho.

Finalmente Marcos no bajó, pero uno de los pimas, Melchor Cruz, le confió que él ya había bajado varias veces por esa escalera y que sabía los secretos de esta cueva porque su abuelo ya le había contado. Su mismo anciano abuelo le pidió que cuidara mucho este sitio, el cual es sagrado porque allí existen unas claves ocultas que con el tiempo serán reveladas. Que tales claves dicen cómo el fuego hará desaparecer a todos los pueblos de la tierra.

Marcos del Río le pidió a Melchor que le contara cómo fue el origen de los pimas. Entonces éste dijo que, de acuerdo con su abuelo, hubo una vez en el cielo una gran guerra. Debido al tumulto, cayeron a la tierra varias estrellas totalmente derrotadas. Pero al tocar el suelo, los cuerpos celestes se convirtieron en seres humanos de los que descienden los pimas.

Al continuar con la narración del abuelo, Melchor afirmó que este poético inicio se iba a ver trastocado porque muy pronto surgió la guerra con otras tribus vecinas. Hubo escasez de alimentos, días de zozobra y muertes de los combatientes. El tiempo pasaba y ninguno lograba vencer a los otros, pues todos peleaban como fieras. Sin embargo, muy pronto se habría de definir la victoria (Continuará).

Lo más leído

skeleton





skeleton