La cueva “Gotas Doradas” (y II)

Carlos Evia Cervantes: La cueva “Gotas Doradas” (y II).

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Esta gruta, ubicada en el suroeste de Mérida, fue explorada en el año 2003 por el personal del Ayuntamiento de Mérida y del Grupo Espeleológico Ajau. Para hacerle su expediente se le denominó “Gotas Doradas” pues se desconocía su nombre. En 2008, debido a un apremiante proyecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) me vi precisado a regresar en compañía de los arqueólogos de esta institución.

José Estrada Faisal y un servidor entramos a la cueva. Me percaté que ya no estaban las gotas doradas que le dieron nombre a la cavidad. También observamos que los cuerpos de agua eran mucho más reducidos que en la ocasión anterior, pues la magnitud de los cenotes depende de la época del año en que se visite.

Por medio de ciertos indicadores concluimos que la cavidad era visitada por varias clases de animales cuyo hábitat quedó limitado por la construcción del fraccionamiento Villa Magna Poniente. Avanzamos un poco más y vimos un muro prehispánico hecho de piedras enormes que abarca toda la amplitud de la caverna. El muro tiene un túnel que permite atravesarlo y llegar al final de la cavidad. Además del estudio arqueológico, el INAH patrocinó un registro exhaustivo de la flora y fauna que estuvo a cargo de la bióloga Pía Mac Manus Gómez, del Grupo Ajau.

Ajau siempre ha colaborado con la autoridad municipal en distintas acciones para la preservación de esta caverna. Por ejemplo, el 12 de marzo de 2016 la Dirección de Desarrollo Urbano de Mérida organizó una actividad de limpieza en el interior y exterior de esta cueva. Para el caso, el profesor Mario Sánchez Cruz, llevó a dos grupos de estudiantes del Instituto Comercial Bancarios para que recogieran toda la basura interior; en tanto que seis miembros del Grupo Espeleológico Ajau cuidaron que no se tocaran los elementos del patrimonio cultural allí existentes. La limpieza exterior estuvo coordinada por el arqueólogo Esteban de Vicente Chab.

Durante esta actividad, realizada por todos los voluntarios, se pudo observar la severa agresión por parte de la gente que visita el lugar, tanto por la cantidad y variedad de los objetos que los visitantes dejan en el suelo como por los grafitis hechos con pintura aerosol en el interior de la cueva. También vimos envases de plástico flotando en los cuerpos de agua. Incluso se sacó un colchón que estaba obstruyendo el acceso del sur de esta importante caverna. Hoy día el Ayuntamiento de Mérida, afortunadamente ha creado la Reserva Ecológica Gotas Doradas. Esto implica hacerse cargo de la limpieza y protección de esta cueva, así como de informar y concientizar a los vecinos del fraccionamiento Villa Magna Poniente. Así lo dijo la antropóloga física Natalia Quintanilla Mena, funcionaria de la Dirección de Desarrollo Urbano de Mérida y miembro del Grupo Espeleológico Ajau.

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