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El último revés que ha sufrido la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, iniciada por el Ejecutivo, revela que el asunto de expedir leyes es más complicado que simplemente aprovechar la avasallante mayoría de Morena para aprobarlas y demuestra las profundas deficiencias de los legisladores del partido en el poder, tanto de técnica legislativa, el proceso de elaborar las leyes y redactarlas, como con el procedimiento que siguen para aprobarlas.

O los tiempos de los legisladores sabios ya han pasado, o los legisladores de hoy no son tan sabios como pretenden. Y no es que Morena carezca de gente ducha para conocer, interpretar y por tanto elaborar las leyes, y que así superen mínimamente la prueba de constitucionalidad, como Olga Sánchez Cordero, ex magistrada y secretaria de Gobernación, por ejemplo.

Es resultado de una actitud de autosuficiencia, pues no sienten la necesidad de convencer a los demás de la conveniencia de los nuevos ordenamientos, ni quieren intentarlo, ni están dispuestos a perder su tiempo, como es propio de los dogmáticos que prefieren someter a sus opositores a la furia del circo romano que se han tardado en desmantelar.

Por eso han logrado unificar a todos los partidos de oposición (PAN, PRI, PRD y MC) que comprendieron que solo de esta manera pueden ejercer, así sea con dificultades, una mínima función de contrapeso que se requiere para mantener viva la vía democrática.

Con una ley que hubiera afectado a toda la burocracia y no solo a los que ganan más que el presidente, a más de dejar de considerar la independencia de los otros poderes y la autonomía de las instituciones, los de Morena pretendieron evadir uno de los principios básicos de nuestro código laboral que prohíbe la reducción de sueldo a todos y cada uno de los trabajadores, solo para engrosar sus disposiciones presupuestales.

Ahorro mal calculado que propició que los servidores públicos, que cumplen con los requisitos, solicitaran su jubilación o su liquidación, lo que impactará negativamente la situación financiera del gobierno.

La incapacidad para escuchar es un error que en política resulta imperdonable, porque oír a los demás puede ayudarte a dejar de cometer errores. Por eso las mejores leyes, las leyes de hoy, no son las que elaboran los iluminados, sino las que provienen del consenso.

Nubes negras. Una demanda por 200 mil millones de pesos, más los intereses correspondientes, alista el banco tenedor de bonos del aeropuerto de Texcoco, Black Rock, en contra del gobierno mexicano, que se activará en Nueva York, en el momento en que el presidente de México cancele formalmente las obras de dicho aeropuerto. Demanda que no tiene posibilidad alguna de resultar favorable para el país.

Como se ha dicho, es más barato, y útil, terminar la nueva terminal aérea, pues cancelarla ocasionará un costo mayor y muchas contrariedades.

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