Cuestión de enfoque
El Poder de la pluma
Para abordar algún asunto hay, a mi manera de ver, dos principales formas: la que considera que estamos en el mejor de los mundos posibles, y la que establece que estamos en el peor.
Y aunque ambas puedan ser, contradictoriamente, verdaderas o falsas al mismo tiempo, lo ciertamente importante no consiste en qué tan cercana o lejana esté una u otra visión de la realidad, sino qué es lo que buscamos; en otras palabras: ¿cuál es nuestra intención?, ¿qué pretendemos al abordar el tema?
Porque muy probablemente el primer enfoque nos pueda conducir más fácilmente, como resultado de la satisfacción, a la contemplación y por tanto a la inacción; en tanto el segundo puede impulsarnos a la acción como producto de la insatisfacción con el estado de las cosas; a querer cambiarlas.
De ahí la importancia de saber escuchar, de entender la intención de nuestro interlocutor y, lo más importante: estar abiertos a sus argumentos.
Si nos sentimos ofendidos desde el primer momento por quien ejerce la crítica no estaremos dispuestos a discurrir razonablemente.
Por ello me pareció injustificada la reacción en los medios electrónicos ante una afirmación de la titular de la Sefotur, en el sentido de que hay que comenzar desde el principio para hacer de la ciudad y puerto de Progreso un destino turístico de primera, que canceló el debate argumentativo para, basándose en su origen foráneo, solicitar su destitución.
Lo que me pareció inadecuado e injusto, toda vez que, como indican las encuestas, no están completamente satisfechos con el destino los pasajeros de los cruceros que atracan hoy a nuestro emblemático puerto, como producto de los esfuerzos de promoción de las administraciones estatales desde Víctor Cervera Pacheco.
Lo que además de comprensible, porque competimos con Cozumel, Puerto Rico y las demás islas paradisíacas del Caribe, debe preocuparnos o mejor ocuparnos y movernos a la acción.
Porque hoy día no basta ser privilegiados por la naturaleza para constituirnos en un destino turístico conforme a las exigencias de los viajeros internacionales.
Se requieren cada vez más obras de infraestructura, conectividad, servicios… y promoción.
Progreso no se construyó deliberadamente para ser un destino turístico, como Cancún o Playa del Carmen, sino que surgió de la necesidad de exportar nuestras mercancías compuestas, en ese tiempo, por los productos derivados del henequén y luego se fue desarrollando hasta contar con la mayor flota pesquera, de escama, del Golfo de México.
Pero se requiere mucho más para consolidarlo en el sector turismo; trabajar más para desarrollar su potencial. Y para ello se necesita del concierto social.
La titular de Sefotur, con su llamada de atención, dio el primer paso en el sentido correcto, al dimensionar el enorme costo económico-financiero del proyecto y para convencer a los agentes económico-sociales porteños.