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No estaba muerto... andaba de parranda... El domingo pasado, en los estados de Coahuila e Hidalgo hubo una jornada electoral que marcará las formas de nuestra realidad con la pandemia en el futuro: todo un despliegue de medidas de seguridad sanitaria y de tecnología de última generación para el conteo de actas a la salida de las casillas.

El resultado de estas elecciones, de acuerdo con la información de las autoridades electorales, es favorable al PRI en los 16 distritos locales de Coahuila por diferencias no esperadas, según las encuestas previas.

Obtiene el Revolucionario Institucional 49% de los votos emitidos, 19% son para Morena y 10% para el PAN.

Los comentarios de diferentes artículos de opinión van desde minimizar el triunfo del PRI, por considerar normal el resultado al tratarse de estados gobernados por ese partido y por tanto esperados, hasta quienes pretenden augurar el derrumbe de Morena, el gran perdedor de esta elección.

Pocos comentan la caída del PAN en ese estado norteño, que lo envió de un solo golpe al tercer sitio de las preferencias electorales. No es difícil entender la razón: la mayoría de quienes opinan de política a nivel nacional han escrito hasta el cansancio sobre la extinción del PRI y reconocen al PAN como el partido mejor posicionado para competir al de Andrés Manuel López Obrador.

Otros dan como excusa la poca participación, 40% del padrón, sin detenerse a revisar los resultados estadísticos del pasado para este tipo de elecciones intermedias, que son similares y sin que estuvieran inmersas en una pandemia. Lo cierto es que los partidos y sus dirigentes no acaban de entender que el electorado nacional ha cambiado y privilegió más que a los partidos las campañas y a los candidatos.

Hidalgo no fue distinto, aunque con una participación mayor, cerca del 50% logró una elección donde el PRI obtuvo 32 alcaldías, las más pobladas, entre ellas Pachuca, la capital, y de nuevo el partido que le compitió fue Morena, desplazando al PAN al cuarto puesto en las preferencias de los ciudadanos.

Podríamos concluir que la confrontación con Andrés Manuel no ha sido efectiva para el PAN, y la nueva aparición de su excandidato a la Presidencia de la República Ricardo Anaya, lejos de estimularlos, los desbancó como opción. De Morena podríamos destacar que no resulta fácil para ellos competir si no está el presidente en las boletas y que sus pleitos internos no les permiten seleccionar a candidatos adecuados y reconocidos por la ciudadanía.

Finalmente, lo que nos arroja la elección de este pasado domingo es que para el proceso de 2021 no hay nada para nadie, todo dependerá de los candidatos seleccionados por cada partido y sus propuestas...

Allá en el camino real hay un hombre aparecido… se parece, se parece a mí....

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