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A no ser que se haya decidido prescindir de la inversión extranjera, la semana pasada fuimos testigos de un hecho que, como economista y ex senador, puedo catalogar de inconcebible: Salomón Jara, senador de Morena, anunció que presentaría una iniciativa para regular la actividad de las calificadoras en nuestro país, amenazando con expulsarlas, aunque luego reculó.

Ante este absurdo, es preciso aclarar: 1) La legislación mexicana no puede someter a las calificadoras, porque no tienen su sede en México y realizan sus actividades en cualquier lugar del mundo. 2) Su función es proporcionar a los inversionistas internacionales criterios para decidir dónde invertir. 3) Su independencia deriva en que ningún gobierno, ni empresa puede influir en la metodología que aplican. 4) Hay que abandonar ese mundo alterno, en que algunos se sumergen cada mañana, donde quienes no están de acuerdo con el gobierno es porque son corruptos. 5) La defensa a ultranza del presidente está desfasada.

Asignatura pendiente.- Excepto la encuesta de Epigmenio Ibarra, donde le dieron una “sopa de su propio chocolate”, en todas las demás el régimen va para el cuarto mes de luna de miel.

Así, salvo “inconsistencias”, como cuando puso “Guardia Civil” en lugar de Guardia Nacional, De las Heras Nemotecnia titula el informe de la última que levantó: “8 de cada 10 aprueban la gestión de AMLO”, bajo la advertencia de que lo que se mide es la percepción de la gente.

Lo interesante es que en su recuento de resultados ese 80% se va diluyendo, según el tema; así cuando se pregunta si su familia ha mejorado su nivel de vida, sólo 47% dan la afirmativa contra el 53% que está igual, peor o no sabe. Cuando se interroga qué ha mejorado, responden: la educación pública y el combate a la corrupción, lo que demuestra que el mayor impacto mediático del gobierno fue su ofensiva contra el robo de combustible. También se destaca que la menos popular de sus acciones fue la suspensión del Aeropuerto de Texcoco, de la que solo el 37% afirma que, a pesar de ella, el país avanzará, contra el 47% que piensa que seguirá igual o peor.

Las dos primeras demandas populares que tienen que ver con la mejoría en la seguridad pública y en la economía son, a todas luces, asignaturas pendientes de la 4ª Transformación; el bono que le concedió la gente sobre seguridad pública puede estar a punto de culminar, después de la aprobación de su Guardia Nacional.

El crecimiento negativo en materia económica esperado para el primer trimestre de su administración, por la incertidumbre que generó su política económica y hacendaria, es un indicador claro de que urge un golpe de timón que pueda reactivar la confianza en el país de los inversionistas locales y extranjeros.

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