Transiciones educativas y la Cuarta Transformación
Cesia S. Rodríguez Medina: Transiciones educativas y la Cuarta Transformación
Nuestro Sistema Educativo Nacional ha transitado por diversos cambios desde su conformación; en términos legislativos, administrativos y en aquellos que corresponden a las modificaciones en los modelos pedagógicos, específicamente en los planes y programas de estudio. Siendo este último quizá el más relevante y el cual debería concentrar nuestro interés, ya que de su correcta ejecución dependerá la construcción del bienestar en los aspectos más importantes de la sociedad, el desarrollo humano y la movilidad social.
Estas modificaciones han estado determinadas por dos motivos que se imponen de acuerdo al interés que los impulse; estos son, por un lado, dotar a las personas de las capacidades necesarias y suficientes que les permitan desempeñarse en las distintas áreas productivas de la sociedad con el fin de que puedan encontrar su forma de subsistencia y, por otro lado, promover a través de la formación de los individuos la solución a problemas sociales latentes como: pobreza, desempleo, analfabetismo, delincuencia, inseguridad y discriminación, entre otros.
De estas transiciones y razones podemos identificar cómo en la primera década del siglo XX la principal demanda consistió en alfabetizar a la mayor parte de la población, ya que para ese entonces el 80% no sabía leer ni escribir, posteriormente, y debido al aumento demográfico, resalta la necesidad de resolver la cobertura educativa para reducir las diferencias entre las comunidades rurales y urbanas, procurando también el mejoramiento y aumento del número de escuelas, aunado a estos cambios, se establece de igual forma la necesidad de la renovación pedagógica a través de la promoción del libro de texto gratuito y otros elementos planteados en el Plan de Once Años (1960-1970). Después de este periodo se desemboca un ciclo de ajustes caracterizados por la búsqueda de modernizar y ofrecer una educación basada en los principios de calidad, resaltando como los más importantes: el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (1992) y las Reformas de los años 1993, 2008 y 2013, esta última derogada en el 2019 por el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Todos estos proyectos educativos indiscutiblemente han propiciado cambios significativos, pero poco han favorecido a resolver las exigencias sociales como todavía se refleja en los datos nacionales. Ahora vivimos una nueva transición hacia la implementación de “La Nueva Escuela Mexicana” y entre sus fundamentales características destacan el fortalecimiento de los valores morales, culturales y espirituales, el cuidado de la salud y el medio ambiente, así como el respeto a la interculturalidad, además de la enseñanza y aprendizaje con perspectiva de género, aspectos que sin duda contribuyen al desarrollo integral, pero su implementación resulta imprecisa aún a corto y largo plazo, el plan pretende aplicarse en todo el nivel básico en el ciclo escolar 2022-2023, esto, a un año de concluir la administración actual, lo que conllevaría a dejar en manos de la continuidad este proyecto educativo, desde luego deseamos apostar por su éxito, sin embargo, se vislumbra la repetición de este mal del SEN.