|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

El teatro regional yucateco siempre es motivo de polémica, gozo y entuerto. Yo me he ganado unas buenas mentadas por compartir mi opinión y lo poco que he aprendido en el camino. Como las mentadas son gratis, y no duelen, voy de nuevo. Leo un revuelo en las redes por una nota que cuestiona la cartelera actual del teatro regional con cuatro parodias regionales “escritas” a partir de la cinta Aladdin. La nota cuestiona la creatividad de los artistas y el poco ingenio para “crear” a partir de la inmediatez. A mí no me parece mal esto último, de hecho, es un recurso común entre los comediantes, y muchas veces el público asiste para ver cómo convierten esos personajes en huiros, mestizas y cómo regionalizan una problemática que ocurre en cualquier parte del mundo.

Las noticias locales servían para alimentar los espectáculos, por eso los artistas tenían que estar enterados del acontecer cultural y político del estado, para señalarlo y criticarlo. El último ridículo de tal o cual político era material perfecto para la escena. Pero nuestro teatro regional no se quedaba en eso, o en chistes bajados de internet, había alguien que escribía los guiones y cuidaba su contenido. Honestamente he visto poco de lo nuevo, por lo que me parece injusto opinar sobre la calidad de los espectáculos señalados.

Me pregunto qué pasaría si uno fuera como simple espectador a ver esas obras e hiciera una reseña. ¿Qué pasaría con esos artistas? ¿Entenderían que la crítica es inherente al hecho artístico? Leo los comentarios de los comediantes, su furiosa defensa, sus argumentos -algunos mejores que en sus obras- y pienso que no, que tristemente es una de las grandes debilidades de nuestro teatro: la autocrítica.

Los seguidores de los comediantes se avientan a endiosarlos, incluso sus propios familiares salen sin ningún pudor a decir que la crítica es en realidad envidia. Sin duda muchos de ellos son exitosos, si es que ser popular es nuestro parámetro del éxito. Yo creo que todos los espectáculos tienen su razón de ser y su público, creo que todos merecen respeto desde su propia capacidad de creación, pero que no está de más escuchar los comentarios y los cuestionamientos que la nota puso en la mesa. Sería maravilloso que se pudieran conciliar las rivalidades y hacer a un lado las comparaciones, estoy segura de que todo ello sería a favor de nuestro teatro.

Me inquieta que se afirme con vehemencia -e ignorancia- que Yucatán es el único estado que conserva su teatro regional. Ahí es donde pienso que hay que informarse porque yo he visto teatro regional en el norte, en Chiapas, en Campeche y en Oaxaca. Entiendo la pasión por defender lo nuestro, me uno a ello y creo que ahí está el punto, en unir las diferencias, aclarar los panoramas y respetar el lugar que cada uno se ha ganado con el público, incluso si se lo ganó con mentadas… como esas que, después de leerme, me dedicarán dos o tres.

Lo más leído

skeleton





skeleton