Eustress

Debemos tomar el control de lo que sucede en nuestros ambientes, y alcanzar alto nivel de autoconocimiento

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Hoy todo mundo utiliza, quizá con demasiada frecuencia, la expresión “estoy estresado”. Durante toda nuestra vida nos ajustamos a circunstancias cambiantes en el ambiente laboral, familiar, académico o social que nos causan estrés; a estos factores externos se les llama estresores. También hay factores internos de la personalidad o las circunstancias de cada persona y que causan una respuesta distinta de cada una ante la exposición a un estresor.

El endocrinólogo austríaco-canadiense de origen húngaro János Hugo Bruno “Hans” Selye condujo durante un extenso e importante estudio científico de la respuesta de un organismo a los estresores, y algunos lo consideran como el primero en demostrar la existencia del estrés biológico. En 1949 fue nominado por primera vez al premio Nobel, y en 1964 su libro “El estrés de la vida” se convirtió en un bestseller.

Pero Hans hizo también otra cosa relacionada con el estrés: acuñó el término eustress (en inglés) añadiendo el prefijo griego eu, que significa bueno o bien, de modo que eustrés significa estrés bueno o benéfico, ya sea psicológico, físico, o bioquímico/radiológico. Es la variante positiva y saludable del estrés, ya que proporciona una sensación de satisfacción al alcanzar logros y cumplir metas, se reconoce por la vitalidad, el optimismo y otros sentimientos positivos, genera mayor capacidad de concentración y eleva el rendimiento.

Seguramente has experimentado ese nerviosismo ante la proximidad de una cita de negocios, o cuando estás a punto de enfrentarte a una prueba que te sabes capaz de superar, pero que está afuera de tu zona de confort, y exige aplicarte más allá del esfuerzo normal y cotidiano que realizas todos los días.

Los psicólogos laborales Norbert Semmer e Ivars Udris señalan que “al igual que los músculos, las funciones mentales se construyen mediante la sensación de esfuerzo y pierden su capacidad funcional con el no esfuerzo subjetivo”.

De modo que utilizar de manera selectiva esta modalidad de tensión contribuye a un rendimiento constante y más elevado. Una adecuada administración de estos ciclos de tensión y distensión ayuda a reponer las reservas de energía. Pero esto sólo es posible que lo logre quien pone en práctica el famoso aforismo griego que estaba inscrito en el pronaos del templo de Apolo en Delfos, que, según el periegético Pausanias, rezaba: “Conócete a ti mismo”. Si un deportista conoce y es capaz de evaluar correctamente su propia condición física, no sólo correrá más de prisa, sino que también recorrerá más distancia.

Debemos tomar el control de lo que sucede en nuestros ambientes, y alcanzar alto nivel de autoconocimiento, para mejorar nuestro desempeño y rendimiento, evitando que el estrés nos enferme. ¿Te parece buena idea si nos eustresamos?

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