Mina’an
El Poder de la Pluma.
El presidente de México, Lic. Andrés Manuel López Obrador, solicita constantemente a los medios de comunicación y a la población en general no utilizar la palabra desabasto para describir la situación que está ocurriendo con los combustibles en varios estados de la república mexicana, porque dice que no hay desabasto, que hay suficiente gasolina, pero que simplemente no está distribuida o que hay problemas con la distribución.
Me parece que se equivoca, yo creo que es correcto y no se trata de una terquedad de los comunicadores, mucho menos mía, llamar desabasto a la escasez en las existencias de combustibles que las estaciones de servicio tienen disponibles para sus clientes.
También he leído por ahí un artículo que señala como un error usar la palabra desabasto, argumentando que en el tan socorrido y consultado diccionario de la Real Academia Española no existe dicha palabra. Efectivamente, si uno consulta en el sitio web de la RAE el significado de desabasto, obtiene como respuesta un desalentador: “Su búsqueda no produjo resultados”, y en cambio ofrece como alternativa la palabra desabastecimiento, cuyo significado es “falta de determinados productos en un establecimiento comercial o en una población”.
Por otro lado, podemos encontrar que abasto significa “provisión de bastimentos, y especialmente víveres”, y “des” es un prefijo que denota negación. La misma RAE define los prefijos como elementos carentes de autonomía que se anteponen a una base léxica a la que aportan diversos valores semánticos, y dicta las normas que han de seguirse para su escritura. Cuando la base a la que afectan está constituida por una sola palabra, el prefijo se escribe siempre soldado a la base. De modo que estando definida la palabra base, en mi opinión es correcto utilizar la palabra resultante al agregar el prefijo.
En consecuencia, creo que es correcto usar indistintamente desabasto o desabastecimiento, y el hecho de contar con gasolinas almacenadas en tanques, pero no distribuidas o proveídas en los establecimientos comerciales, no es razón suficiente para invalidar su utilización, puesto que en esos sitios de almacenaje no tiene la población a su disposición el producto o bastimento que necesita para hacer funcionar los motores de sus vehículos. Es decir, la gasolina no está abastecida suficiente ni oportunamente para satisfacer la demanda de los usuarios.
El caso es que no hay gasolinas ni tampoco diésel en muchas estaciones de servicio de al menos diez estados de la república, y eso está causando molestias a mucha gente a la que no le importa saber si en un lejano tanque de metal se encuentra almacenada, antes bien, eso incrementa su enojo. Entonces no importa si decimos desabasto, desabastecimiento o lo decimos en maya: mina’an gasolina, lo triste es que tampoco hay detenidos por el robo que supuestamente originó esta crisis, así que mina’an culpables y mina’an detenidos.