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El precio por kilowatt hora de energía eléctrica continúa aumentando. No alcanzaría el espacio de que dispongo para analizar todos los casos y todas las tarifas, ya que se trata de un sistema sumamente complejo y que depende de numerosas variables; sin embargo, enfocándonos únicamente en la tarifa comercial, hoy llamada PDBT, que es la que aplica para servicios comerciales con una carga instalada menor de 25 kW, puedo informarles que, durante este septiembre, el precio es de $4.263 por cada kWh consumido, y que este precio es un 9.76% mayor que el que estuvo vigente apenas en agosto, y si comparamos el precio que tenía en enero de este mismo año con el actual, el incremento acumulado (ha estado aumentando cada mes) ya es de un 80.1%.

¿Qué negocio puede soportar un incremento mayor del 80% en uno de sus principales insumos sin impactar ese efecto en sus precios al público? Ninguno, ¿verdad?
Eso explica la molestia generalizada, protestas, amenazas de amparos o de suspensión de pagos por parte de organizaciones del sector privado que agrupan a empresas de muy diversos giros, a quienes las explicaciones recibidas por parte de la Comisión Reguladora de Energía no han dejado satisfechos debido a que son confusas e incomprensibles.

Ahora bien, ¿qué hacer al respecto? Seguir protestando y quejándose es una posibilidad, desde luego. Cuando la protesta ciudadana tiene fundamento, la petición es justa (o el problema es una injusticia), se hace de manera organizada, incluso enérgica, pero respetuosa y sobre todo basada en análisis muy profesionales como lo están haciendo Canacintra, Canaco y otras, la queja debería ser atendida y el problema solucionado, pero a este asunto se añade el factor del “timing” político; parece que falta poco para el relevo en la administración federal, que será el 1 de diciembre, pero cuando algo es urgente esos 70 días restantes pueden parecer una eternidad. Y la realidad es que en la mayoría de las dependencias y entidades públicas parece haberse instaurado una “era de hielo”, todo está congelado, inactivo, a la espera de recibir “línea” del nuevo presidente de la República, quien ha dicho que bajaría precios de combustibles, de electricidad, que otorgaría tales o cuales apoyos, pero que también se ha desdicho de todas esas cosas. ¿El resultado?: la incertidumbre.

Como presidente de la Asociación Mexicana de Energía Renovable y Medio Ambiente, A.C., estoy seguro que cualquiera de nuestros agremiados puede ofrecer una alternativa eficaz y rentable para que los empresarios puedan gestionar de manera integral y estratégica sus propios recursos energéticos y así reducir y controlar sus costos de producción. Los avances tecnológicos en energía solar fotovoltaica están disponibles y su efectividad comprobada. ¡Estamos a sus órdenes!

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