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Un doble aniversario celebra el prócer cubano José Martí: se cumplen 168 años de su natalicio en La Habana, el 28 de enero de 1853, y se conmemora el 130 aniversario de la publicación de su magistral ensayo Nuestra América en las páginas mexicanas del periódico El Partido Liberal, el 30 de enero de 1891. Hoy, Martí sigue iluminando a nuestras culturas que reflejan la grandeza del ser latinoamericano con una filosofía propia y universal, la semilla que sembró explica nuestra identidad y la ayuda florecer en el quehacer humilde y descalzo de los pueblos.

Nuestra América es la utopía que nos mueve al porvenir, la unidad e integración son sueños necesarios y es que estamos integrados con una sola identidad forjada en la diversidad; fortalecerla y protegerla es parte militante de la vida en las geografías nuestras, la esperanza sobrevive en estas tierras al perjurio y la soberbia imperial. La América nuestra vive en la memoria y en el presente de nuestros pueblos, Martí entregó su vida por ella, ahora nosotros honramos su legado defendiéndola con decoro. Nuestra América es la síntesis de nuestra historia escrita desde lo profundo del espíritu libertario que da forma a las miles de voces que reclamaban una segunda y definitiva independencia, voces que ahora demandan el establecimiento de otro orden social y continental, es sueño originario por el derecho a ser y grito rebelde de la mujer que se reconfigura a sí misma desde perspectivas autogestivas, es palabra que nombra al campesino despojado, al jornalero vilipendiado y al obrero explotado, es voz de los excluidos en los debates nacionales, de los niños hambrientos y de los ancianos olvidados sin importar cuánto dieron a las patrias presentes.

La razón martiana encauza el grito de esperanza, es crítica y proposición, análisis y programa, el ensayo Nuestra América reúne lo significativo de la necesidad y proyecta lo urgente de nuestras obligaciones: “Hacer es la mejor manera de decir”, sentenciara Martí, palabras que resuenan en lo profundo de los corazones que laten empujando el deseo irrenunciable de construir nuevas realidades en libertad; la cultura latinoamericana es única porque retoma lo más universal y lo suscribe en forma originaria.

La luz del pensamiento de José Martí ilumina con intensidad en estas horas tan complejas para la humanidad, marca el derrotero del porvenir. Utopía nuestra es la unidad y la integración de nuestros pueblos en una sola congregación compuesta por la raíz compartida, la misma desde el río Bravo hasta la Patagonia; fronteras difusas de una identidad común, nuestras naciones latinoamericanas nacieron hermanadas en la tragedia de la historia, forjaron patria quienes con su vida y sus actos dieron rumbo a los ideales de próceres que soñaron con el mejoramiento humano.

Nuestra América tiene su génesis en la dignidad de las mujeres y hombres de piel multicolor, en el esfuerzo diario por ser como somos sin condicionamientos ni condicionantes, libres, porque las cadenas apresan los cuerpos, pero las ideas surcan sin presidio, la libertad y la independencia son la sangre que recorre nuestras venas, soñamos despiertos la utopía con los pies descalzos andando los senderos de la dignidad.

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