Suicidio y sociedad
Cristóbal León Campos: Suicidio y sociedad
Nos acercamos a la centena de suicidios en lo que va de 2021 en Yucatán, con un incremento en los casos de jóvenes y menores de edad, las cifras actuales demuestran que la población perteneciente a esos rangos de edad recurre con mayor frecuencia a esta decisión encabezando la lista los hombres, además, las estadísticas advierten que cada vez más menores de 12 años realizan este acto. Observando la información disponible es posible relacionar un porcentaje mayoritario de los casos de suicidio a condiciones de pobreza y marginación, sin olvidar, que hasta la fecha en pleno siglo XXI, hablar del suicidio sigue siendo un tabú social y que particularmente entre los sectores acomodados de la burguesía esta información es manejada con mayor recelo, lo que dificulta la caracterización completa de los casos y las condiciones sociales de los y las suicidas.
El suicidio se ha interpretado de diferentes formas y por diversas corrientes de pensamiento, entre ellas, la teoría sociológica elaborada por Émile Durkheim, quien en su obra Suicidio (1897), considera que los hechos sociales deben ser estudiados como cosas, como realidades exteriores del individuo. Así la tasa de suicidios no puede ser explicada únicamente por motivaciones individuales, este autor interpreta que no son las personas las que se suicidan, sino que es la misma sociedad la que lo hace mediante ciertos individuos.
Durkheim comenta que los suicidios son resultado de diferentes malestares en la relación entre individuo-sociedad y establece para su análisis cuatro formas de suicidio: el egoísta, el altruista, el anómico y el fatalista.
Por su parte, Carlos Marx también reflexionó sobre el tema en un texto titulado “Acerca del suicidio” escrito durante su exilio en Bélgica, en el que analiza-crítica la visión que se tenía en siglo XVIII al considerarse al suicidio como un problema moral. Su planteamiento fue publicado en la revista comunista alemana Gesellschaftsspiegel (“Espejo de la Sociedad”) en enero de 1846 y apenas traducido y editado en español en Argentina en 2012. En su artículo Marx dice: “¿Qué clase de sociedad es esta en la que se encuentra en el seno de millones de almas la más profunda soledad, en la que uno puede tener el deseo inexorable de matarse sin que nadie pueda presentirlo? Esta sociedad no es una sociedad; como dice Rousseau, es un desierto poblado por fieras salvajes”.
La propuesta es dejar de ver al suicidio únicamente como un acto realizado a raíz de alguna enfermedad o situación mental, pues si bien es cierto que un número importante de suicidas responden a estas causas y que el acto en sí suele ser multicausal, de igual forma lo es que la mayoría de los y las suicidas se relacionan con condiciones extremas de vida; desempleo, precariedad-pobreza, marginación, discriminación, violencia de género y violencia sistémica natural del capitalismo explotador. Por ello para afrontar al suicidio en Yucatán y el mundo debemos resolver y extirpar de raíz los males que laceran la vida y esperanza de los seres humanos, tal y como escribiera Marx en la obra mencionada: “fuera de una reforma total del orden social actual, todos los intentos de cambio serán inútiles”. Erradicar al suicidio requiere una nueva sociedad verdaderamente humana.