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En el devenir de las tormentas personales a las que nos enfrentamos los seres humanos de manera constante, siempre resulta importante reconocer nuestro lugar entre las causales y las soluciones, pues así como los pueblos y culturas del mundo enfrentan un sinfín de problemas resultado de la dialéctica cotidiana que se remueve al conjugarse la naturaleza y actuar humano, de la misma forma debemos ser capaces de mirar con ojo crítico la raíz de nuestros pesares individuales, que sin duda, están marcados por el contexto socialcultural en que vivimos, pero que también adquieren una significación propia por la forma en que vemos y afrontamos los retos según las particularidades psicológicas y/o espirituales de cada uno. 

El mundo se sacude a diario por diversas escenas complejas y desgarradoras, la crisis de humanidad por la que atravesamos desde un tiempo atrás, agravada por las disputas político-económicas y las afectaciones globales a la salud por la pandemia de Covid-19, son entre otros factores, algunas de las razones por las cuales muchos seres humanos han perdido la perspectiva de la vida, agudizándose los fenómenos psicológicos y trastornos que sin un tratamiento adecuado, pueden intensificar las salidas falsas como ha venido sucediendo durante este año, en el que se acumulan diariamente los casos de suicidio. 

Aunado a esto, el cúmulo de experiencias personales, tanto afectivas como laborales, tienen impacto en nuestros sentidos, sentimientos y pensamientos, derivando en algunas ocasiones en crisis que muchas veces no sabemos reconocer o advertir, profundizándose al grado de afectarnos en los diversos ámbitos de la vida, y otras veces, a pesar de haber identificado uno o varios síntomas, no nos atrevemos a hacerle frente a esas tormentas internas que nos van carcomiendo el ánimo y la perspectiva de vida, por ello resulta de suma importancia permitirnos sin miedo o prejuicio, a travesar los diferentes procesos necesarios para dar cauce a las necesidades que silenciosa o abiertamente nos piden atención. 

No hay fórmula secreta ni barita mágica para salir de las crisis tanto sociales como personales, únicamente el aceptar el proceso por el cual se atraviesa nos posibilita ir paso a paso encontrando el camino ideal o el método que mejor responda a las insuficiencias específicas, en términos personales debemos actuar frente a nosotros mismos con humildad y atrevernos a reconocer errores y descuidos, así como sentimientos y necesidades, ya que cada tormenta o proceso complejo que enfrentamos nos produce una serie de afectaciones, pero también, nos abre una serie de posibilidades que solamente podemos identificar si estamos dispuestos a recorrer el sinuoso camino del mejoramiento humano. 

Estas líneas, por ejemplo, las escribo mientras transcurre una tormenta natural que la geografía me permite apreciar, el viento y la lluvia se convierten en cierta forma, en síntomas del fenómeno y a la vez en expresiones vivas del mismo, y es así como cada una de las crisis o nuevos ciclos que llegan a nuestras vidas se presentan cargados de acontecimientos y experiencias que nos señalan aquello que debemos afrontar. Por mi parte, ahora una serie de duelos espera su resolución, posibilitando un renacimiento colmado de ímpetu y pasión. Es hora ya de enfrentar la tormenta…

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