Una lectura abierta
Cristóbal León Campos: Una lectura abierta
Escuchar las experiencias de profesoras y profesores fomentando la lectura, revalorando su identidad cultural maya, ejerciendo la pedagogía como fundamento práctico para la apertura de espacios lectores (como puede ser una biblioteca infantil), o incluso, superar adversidades físicas, resulta emocionante y motivador. En la primera jornada del coloquio “La magia de la lectura”, que la Dirección General de Desarrollo Educativo y Gestión Regional de la Segey organizó en el marco de la Filey 2022, asistimos a un vasto repertorio del quehacer docente a favor de la generación de nuevos lectores y del fortalecimiento de estrategias.
La voz que habla desde la satisfacción nos transmite ese gozo que provoca saber que se cumple con las metas y se abren nuevos senderos por recorrer, las experiencias docentes relatadas, ejemplifican, sin lugar a duda, esa vocación cotidiana que engrandece la noble labor de acompañar los procesos formativos de la infancia y la juventud. En sus diferentes exposiciones las maestras y maestros dejaron ver los resultados que el empeño genera, sin importar las limitantes geográficas, económicas, culturales y de cualquier otra índole, su vocación resonó al describir las formas en que fomentan la lectura, sus autoevaluaciones y las de sus propuestas, intrínsecamente señalaron ese camino andado, en el que la consciencia adquiere claridad e interioriza los conocimientos y las capacidades.
Las y los participantes de la primera jornada, integrantes de los diversos niveles educativos, como el Programa Estatal de Lectura y Escritura, el Programa de Convivencia Escolar, la Dirección de Desarrollo Educativo, la Dirección de Educación Indígena, la Dirección de Educación Especial y la Universidad de Oriente (UNO), nos ofrecieron un amplio repertorio lleno de información y recursos pedagógicos, que refuerzan el papel de la educación y la cultura como agentes de cambio social, ya que no se trata simplemente de leer por leer, sino de hacerlo de forma consciente de sus aportaciones a la formación integral de los seres humanos y a la dignificación de los pueblos y culturas.
Paulo Freire, el gran pedagogo brasileño, mencionó en alguna ocasión que: “la lectura no es caminar en las palabras; es tomar el alma de ellas”. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que las narraciones que escuchamos materializan la cita referida, pues no son actos mecánicos de lectura y fórmulas cuadradas de enseñanza, se trata de esa esencia que surge del interior del ser, cuando encuentra en libertad una meta a alcanzar, estos esfuerzos vertidos para fomentar la lectura tienen un origen profundo, cimentado en el deseo de hacer para crear, de tocar para transformar, de generar para que otros y otras produzcan a su modo y según sus deseos.
La magia de la lectura está ahí, justamente ahí, en esos esfuerzos creativos, en la vocación materializada a partir de un libro, en el gusto y placer por disfrutar de la imaginación de otros y otras, la lectura es ese puente que pareciera intangible, pero que en realidad plasma sueños, esperanzas y abre caminos cuando pareciera que ya no hay más a dónde ir, el poder de la palabra y de la lectura nos recuerdan siempre que vale la pena continuar andando, con el ejemplo de profesores y profesoras que hacen de la vocación una lectura abierta para el mejoramiento de todas y todos.