Ivermectina, ¿sí o no?
El poder de la pluma
Cauteloso me involucro en un tema que ha causado revuelo entre los médicos, en especial los que trabajamos con los pacientes de Covid 19, una enfermedad que se ha vuelto un complejo reto en cuanto a su tratamiento. De éste, han quedado dos cosas claras: en primer lugar, que un tratamiento temprano reduce la morbimortalidad, es decir, vale la pena visitar a un médico a diferencia de lo que se dijo en el principio de la pandemia. En segundo, este tratamiento debe ser individualizado en los casos leves según la sintomatología y en casos graves acudir a las guías sobre el uso de esteroides, anticoagulantes, entre otros, para apoyar al organismo a vencer la enfermedad.
Desde el inicio de la pandemia se ha hablado del uso de la ivermectina y, en un principio, algunas guías la emplearon como parte fundamental del tratamiento contra el Covid 19, pero, con el paso del tiempo y los nuevos estudios, fue retirada al igual que la hidroxicloroquina. Sin embargo, se han continuado las investigaciones, las cuales se publican semana a semana con una aparente mirada positiva.
En cuanto a la ivermectina, se trata de un derivado 22,23-dihidro de avermectina B1 de lactona macrocíclica producida por la bacteria Streptomyces Avermitilis. En palabras coloquiales es un fármaco antiparasitario comúnmente usado en la escabiosis (sarna). Es un medicamento bastante seguro y que solamente tiene reportes de toxicidad si se emplea su dosis en 10 veces lo indicado a diferencia del paracetamol cuya toxicidad inicia a las 8 veces.
Estudios in vitro (en células) han demostrado que la ivermectina es capaz de disminuir la cantidad de virus en el cuerpo de patógenos como chikungunya, influenza y coronavirus. Eso significa que consigue que la enfermedad sea menos fuerte y más corta. La mayoría de estos estudios también dicen que esto sería posible en el inicio de la infección, siendo esta la razón por la cual algunos médicos lo mal entendieron y la recetan como profiláctico, creencia errónea que podría llevar a la dosis de toxicidad. Un tratamiento prolongado con ivermectina es considerado de mala praxis, únicamente debatible si se emplea dentro de los primeros tres días del inicio de los síntomas como las investigaciones señalan, pese a que no se cuenta con estudios en personas, que comprueben que sea efectivo, por ello, las guías prestigiosas de tratamiento para Covid no contemplan su uso.
Concluyendo, el uso de ivermectina dependería del criterio del médico basado en: 1) No usarlo hasta que esté demostrada su efectividad “in vivo”. 2) Emplearlo en los primeros días de la enfermedad bajo la premisa “peor es nada”, puesto que podría causar un mayor beneficio que un daño. 3) Considerar que usarlo como profilaxis (sin enfermedad) o por 14 días (tiempo prolongado) es mala praxis.
Prefiero recomendarla como una opción si se “atrapa” al paciente en su primer día de síntomas, no se pierde nada al consumirla al ser un medicamento seguro, siempre y cuando, todo lo anterior le sea explicado al paciente y éste lo acepte. Si funciona ¡excelente!; si no, al menos te podría dejar sin parásitos.