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Hace unos años tuve el honor de presentar una ponencia para “la plataforma mundial de las ideas” TEDx, en ella expresé el significado de la magia que cada domingo presento en esta columna: saber que absolutamente nada es imposible y la necesidad de crear agentes locos por el cambio. Dicha ponencia se halla en la página oficial TEDx.com o en Youtube colocando mi nombre y el título de esta columna.

En la ponencia cuento la siguiente anécdota: “En una ocasión me encontré con la chava más guapa que haya visto en la vida, una que enloquecería a cualquiera con pasión, se me acercó y susurró al oído: David, ¡Tómame! Si no lo haces ahora ya no podrás después”. Posterior a contar lo anterior pregunté a la audiencia: ¿Qué creen que hice? Y la respuesta era obvia… ¡la tomé! Y esa chava se llamaba la oportunidad, esa belleza que se presenta por lo general una sola vez y hay que tomarla, aferrarse a ella.

He basado mi vida en ese pensamiento: luchar por oportunidades y si no aparecen buscarlas y con ello alcanzar tus éxitos personales, pero esta semana me sucedió un gran imprevisto: se me presentaron no una, ni dos, sino tres enormes oportunidades que en lo personal agradezco infinitamente, pero, a diferencia de lo que siempre he dicho, esta vez a estas tres hermosas chavas no las tomé. La decisión me costó, la duda no me dejaba dormir, pedí consejos, escuché experiencias y fue así que descubrí que a veces las oportunidades son también las opciones de decidir quedarte en donde estás, pues mientras se te presenta algo nuevo también se abre la ocasión de decir que no.

Las cosas no siempre tienen que tomarse cuando las deseas, sino cuando será un bien seguro, cuando alimentan el amor y cuando fortalecen tu libertad y seguridad emocional. Se requiere de mucha meditación y de valorar lo que estás viviendo, observar tu realidad; no siempre es indispensable salir de la zona de confort si ésta te está trayendo felicidad; cuando la vida se encuentra en calma y avante, no siempre hay que volar de prisa, sino valorar si es necesario hacerlo. A veces hay que tomar lo que se tiene con más valor y trabajarlo con mayor fuerza e ímpetu para conseguir mejores logros desde la trinchera en la que te encuentras y así algún día otras nuevas puertas irán abriéndose.

Siempre hay que tener firmeza de nuestros actos por más que duelan o entristezcan, sin arrepentimientos pero con fortaleza para afrontarlos. Estoy seguro de que tomé una bella oportunidad, no la que llegó sino la que ya estaba. No pudo haber nada mejor que acercarme a pedirle consejo a aquellas personas a quienes la experiencia les ha brindado visiones distintas; los jóvenes de ahora creemos que podemos con todo, vamos con nuestra estructura de cristal buscando transformar el mundo sin percatarnos de la belleza que ya hay en él y sin saber escuchar a nuestros padres, tíos y abuelos.

Si te encuentras en la bella posición en la que estoy, de poder tener a estas personas a tu lado, no lo dudes, busca consejo, busca su experiencia, busca la oportunidad de aprender de ellas.

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