¿Adiós al cubrebocas? Mi opinión profesional
David Ojeda Correa: ¿Adiós al cubrebocas? Mi opinión profesional.
Se ha levantado la restricción de uso del cubrebocas en lugares abiertos y, con ello, algunas personas me han pedido mi opinión al respecto, así que aquí va.
En los últimos meses hemos tenido una importantísima reducción de casos, claro que no 18 diarios como dice el Gobierno, pero sí bastante bajo en comparación con las olas que tuvimos en agosto del año pasado y en enero de este mismo.
El uso del cubrebocas también ha disminuido por decisión personal entre las familias, en los restaurantes y bares, esto sin producir un gran aumento de casos, incluso después de vacaciones, pese a los malos pronósticos y la enfermedad ha resultado bastante leve en quienes ya tienen 3 vacunas presentándose muy parecido a un cuadro gripal, de hecho, podríamos decir que, en las personas vacunadas y sin comorbilidades es un catarro de una semana de duración, incluso, el coronavirus usualmente se encontraba entre los causantes de los catarros comunes, solo que ahora es una nueva cepa, la cual, por suerte ya sabemos tratar y ya no nos andamos con inventos como hace un año. Repito, lo anterior en pacientes con tres dosis, recordando que la Cansino no cuenta como dosis, ya que fue agüita según los expertos, un ensayo fallido a diferencia de las vacunas ya completamente aprobadas.
La pregunta sería ¿para qué seguimos usando cubrebocas? Bueno, para proteger a esas personas vulnerables, los que tienen comorbilidades y a los que no se han querido vacunar. Así que el uso de cubrebocas es un acto de amor al prójimo, a nuestros padres y abuelitos que pueden ser vulnerables y, bueno, también hacia esa gente renuente a la vacuna, que aquí entre “nos” les cuento que son quienes más fácil se complican y quienes más dinero gastan en sus tratamientos para Covid, pues al no estar vacunados hay que cuidarlos más. Si no tienen la suerte de que les toque un caso leve o no tienen el dinero para el tratamiento, este tipo de personas se irá extinguiendo; en biología eso se llama selección natural.
El uso de cubrebocas en espacios cerrados o con gran cantidad de personas debe de ser imperante, en especial en los bares y en la playa, ahí es donde más contagios se están dando.
En mi opinión, si acabas de salir de Covid; si no tienes nada de qué preocuparte; si ya estás vacunado y no te molesta faltar al trabajo al tener un contagio; si te sientes económicamente a gusto como para comprar medicinas (un buen tratamiento de Covid moderado para vacunados puede salir en $800 y para no vacunados alcanzar los $15,000); si no tienes algún abuelito que visitar o un familiar enfermo que atender; si no estás embarazada, no vives con VIH o si de plano no tienes amor al prójimo, entonces ya puedes quitarte el cubrebocas en espacios abiertos; pero, si aún deseas continuar con los cuidados; disminuir los casos; si aún no te ha dado Covid-19 o te dio hace 3 meses (o más); si todavía nace el amor por cuidarte y a otros ¡póntelo! y te aplaudo. Sé que ya estás harto del cubrebocas, pero tienes la gran fortaleza de seguir luchando, de no rendirte, de tener la esperanza de que esta guerra ya pronto se acabará.